Celedón Txiki y Edurne toman el testigo en el paseíllo
Aiora Díaz y Eñaut Sáenz de Viteri marcan el ritmo del paseíllo con ilusión y desparpajo
Las cuadrillas de blusas y neskas pueden estar tranquilas ya que en Vitoria hay buena cantera. Así lo han demostrado durante la calurosa jornada de este jueves Celedón Txiki y Edurne, encarnados por Aiora Díaz, de 12 años y perteneciente a Los Alegríos, y Eñaut Sáenz de Viteri, de 10 años y blusa de Galtzagorri. Ambos dieron la talla con creces durante el paseíllo de una jornada que será inolvidable para la joven pareja alavesa.
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Y eso que, a priori, desfilar por las calles de Dato y Florida hasta la calle Rioja a eso de las 17.00 horas no era tarea fácil debido a las altas temperaturas vespertinas. Sin embargo, tanto Celedón Txiki y Edurne como las decenas de niños y niñas vestidas de blusas y neskas se sobrepusieron al calor con grandes dosis de ilusión. El mismo entusiasmo con el que, por cierto, regalaron un sinfín de sonrisas al público y coronaron a la postre un paseíllo que, por encima de todo, será recordado por su ambiente familiar.
Pocas cosas hay tan emotivas para las familias como ver a los más jóvenes vestidos de blusas y neskas, manteniendo más viva que nunca la tradición de las Fiestas de La Blanca. Desde los más pequeños, que aún se mostraban tímidos para bailar; hasta otros que parecían auténticos veteranos y repartían con orgullo las pegatinas de sus cuadrillas, hubo espacio para todo tipo de blusas y neskas durante la tarde del jueves.
Entre las estampas más simpáticas de la tarde, y eso que no hubo precisamente pocas, destacó la que regalaron los de la cuadrilla Basatiak. En su caso, llevaban en la vanguardia de su desfile una especie de buggy pilotado por un adulto y con copilotos de no más de diez años que arrancaron más de una carcajada.
Soluciones para combatir el calor
Ahora bien, no hubo objeto tan codiciado como las pistolas de agua. “¡De alguna forma nos tendremos que refrescar!”, decían las neskas de Martinikos durante el paseíllo de ida. No les faltaba razón ya que ha sido el más caluroso de estas fiestas, con temperaturas que alcanzaron los 34 grados a pleno sol en la calle Dato.
Pistolas, pulverizadores, abanicos… cualquier utensilio era válido para combatir el calor. Eso sí, el bochorno se notó en la afluencia de público en el inicio del paseíllo de ida, que como marca la tradición partió de manera puntual a las 16.30 horas desde la Plaza Nueva. En el inicio hubo menos espectadores que en los paseíllos de ida del día 5 y 6, aunque a las 17.00 horas, cuando fue el turno de Celedón Txiki y Edurne, el recorrido recuperó buena parte de su color y buen ambiente.
Llegamos al ecuador de las fiestas
Acompañadas por las notas de la txaranga y los txistus, las 29 cuadrillas vitorianas siguen dándolo todo en cada paseíllo. El del día 7, además de ser el más infantil, marca el ecuador de las fiestas de La Blanca. Y aunque el cansancio comienza a dibujarse en los rostros, el calor no fue impedimento para que miles de blusas mantuvieran el pulso a la fiesta, pese a las horas acumuladas en las albarcas y la intensidad de los días previos.
Llegados a este punto, para los blusas y neskas vitorianos tirar la toalla no es una opción. Toca exprimir hasta el último suspiro la recta final de unas fiestas que, como bien podría poner en el boletín de notas de los txikis presentes en el paseíllo del día 7, “progresan adecuadamente”.
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