A la antigua usanza, como no podía ser menos, un centenar de SEAT 600 ha rodado este domingo por Vitoria, pese a los 34 grados que ha hecho, volviendo a demostrar porque este coche, el más mítico de la historia del Estado, al ser el que lo motorizó, sigue despertando admiración allá por donde pasa.
“Hoy me imagino que el aire acondicionado es algo que se echa en falta”, bromeó la alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria, en la recepción que el Ayuntamiento realizó por la mañana a los participantes de la TraveSEAT 2025, por haber elegido esta ciudad “como mejor marco para acabar” los 600 kilómetros que han recorrido durante los últimos cinco días desde Logroño, y con paradas en Bilbao, Donostia y Pamplona, “por ser la capital de Euskadi”.
Y donde en su Plaza Nueva sus coches han quedado expuestos, incluyendo también modelos únicos como la Formichetta de Kas Naranja, de la Virgen Blanca.
Nueve ediciones
Recalaban en Gasteiz como parte de la novena edición de esta travesía que esta vez ha circulado por carreteras diseñadas casi a medida de estos turismos.
Una fiesta, en ambiente familiar, disfrutando cada kilómetro, que ha retratado para la posteridad el equipo de Joyas sobre Ruedas, de Discovery, cuyo presentador Mike Brewer, aparte de dar las gracias por este homenaje municipal, en el que también han estado presentes la edil de Turismo, María Nanclares, el concejal de Seguridad, César Fernández de Landa, Franscesc Palau (presidente de La TraveSEAT) e Isidre López (director del museo histórico de SEA), tiró de humor con su camiseta de su coche rojo: “Se vende. Razón, aquí”.
Diferencia generacional
“Estoy encantada como alcaldesa a la hora de recibirles. Me ha sucedido realmente algo curioso. Les contaba a mis hijos, que tienen 21 años, que se vinieran hoy, porque había una exposición de 600 y me han dicho: ¿Pero hay 600 coches hay abajo? Vivimos en una generación absolutamente diferente”, declaró la regidora de Vitoria sacando una sonrisa a este grupo de aficionados del motor clásico.
Ella misma, como recordó, fue de las que iba con su familia “agolpada” en uno de ellos “a la piscina o al pantano” y ensalzó cómo la ciudad de Vitoria está muy vinculada al sector de la automoción, al acoger la mayor compañía automovilística de Euskadi, la de Mercedes Benz, “que más personal contrata y que más PIB genera”, o Michelin “que tantas familias saca adelante”.
Aventura pura y dura
Esta travesía no sería posible sin el grupo de aventureros, amantes de los clásicos, que la hacen posible, como Francisco Alba, Manolo Jiménez y Daniel Compte, este último de 19 años, todos ellos de Barcelona, y participantes de esta última edición.
Son amigos y miembros de la organización de esta ruta, en la que “las vistas han sido espectaculares, la gastronomía de lujo. Salimos desde Oion y desde ahí ya fuimos hacia Pamplona, que fue la primera parada, y de ahí a San Sebastián, Bilbao y Vitoria”.
El de Jiménez es un 600 azul de 1964, de primera serie. “Lo tengo desde hace cuatro años. Me animé porque tengo más clásicos, como otros dos 600, un 850...”. Y el que ha conducido estos últimos días le gusta por su “antigüedad y originalidad”.
En el caso de Alba, tiene un descapotable azul clarito. Es un 600N Primera de 1962.
Lo tiene desde 2014 “cuando lo compramos en Valencia. Ya tenía otro y en una de las rutas vimos que había gente que les hacía fotos... Y me gustó. Le pedí a mi mujer a ver si me podía comprar otro y me dio el visto bueno. El único requisito que me puso fue que para ir hasta allí, teníamos que comernos una paella y bebernos una horchata. Y lo hicimos”.
En el caso de Compte, tiene uno blanco tras restaurar uno de su bisabuelo: “Hablando un día, en una cena familiar, me dijeron que estaba en un parking, que era de una tía que no lo estaba usando, así que fuimos a buscarlo y lo arreglamos con el presidente de la asociación, que es mecánico y amigo de la familia”.
"Te tiene que gustar"
Sea cual sea su modelo, los tres reconocen que en pleno siglo XXI para montarse en uno, en plena ola de calor, “te tiene que gustar. Es cierto que pasas calor y que no se conduce igual, pero al paso del vehículo por todos los pueblos y ciudades, sacas una sonrisa y buen rollo a la gente, mientras que con otros coches pasas totalmente desapercibido”.
“El 600 es la historia de España”, añadía Jiménez.
“Es cierto y por las carreteras que vamos con un coche normal no pasaría. Irías por autopista y directo al sitio. Vas a una velocidad de 60 y 80 y te permite ver lo bonito que es el paisaje”, matizaba el más joven.
“Son unas minivacaciones sobre ruedas”, sintetizaban.