Día 8 de agosto. Amanece fresco en Vitoria, lo que agradecen blusas y neskas veteranos, ya caldean ellos y ellas el ambiente festivo.
“Oye, esto no es para los mayores”, comenta una neska sujetándose las rodillas al subir las escaleras a San Miguel. En la balconada, una decena de personas espera que suenen las campanas para asistir a misa.
La hornacina de la Virgen Blanca luce florida. Araceli contempla a la patrona. “Es muy de la Virgen Blanca”, dice su hija Begoña. Elegante, de peluquería, la veterana luce el traje de Bereziak.
Aguanta el cuerpo
“En la familia somos muy de Bereziak, hijos, nietos y yerno, quitando un nieto que se ha ido a Petralak y una nieta a Biznietos de Celedón; yo no discuto”, explica sonriente y entusiasmada Araceli.
Otro año más y ya son 94, está dispuesta a prolongar la jornada al menos hasta el paseíllo de ida.
“El año pasado estuvo en la calle desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde, que ya está bien, luego sí que comentó que estaba cansada”, recuerda su hija Begoña.
La Comisión de las cuadrillas de neskas y blusas veteranos recuerda que ya hace 47 años de su fundación. Desde entonces, todos los días 8 de agosto han llenado Vitoria de alegría.
Hacia los 50 años
“Nuestro ánimo sigue arriba y tenemos los pies listos para llenar nuestras calles de bailes, el ánimo para recibir con cariño a todos los forasteros que nos obsequian con su visita y, sobre todo, para honrar a nuestra patrona la Virgen Blanca y para llegar a los 50”. Será en 2027.
Este año, la comisión recuerda a Javier Cameno y José Antonio Zabalza que, como otros blusas y neskas, ya no están.
“Nuestro ánimo sigue arriba y tenemos los pies listos para llenar nuestras calles de bailes"
Javier fue uno de los fundadores de la cuadrilla veterana, junto a Joaquín Jiménez. Sus grandes pasiones fueron las fiestas de La Blanca, la cultura y el Alavés.
José Antonio ofreció a la virgen durante muchos agostos el aurresku delante de la hornacina; por algo ha sido el primer director de la Academia municipal de danza, además de atabalero de la Banda de txistularis.
Los tres han sido galardonados con el Celedón de oro. “¡Amigos, os llevamos en el corazón!
Chupito de moscatel
Fernando espera en el pórtico a que el resto de su cuadrilla salga de misa y comience la ofrenda floral. Conversa con José Mari, que prepara las rosquillas de Sosoaga y el vino dulce que luego degustarán neskas y blusas.
“Es el mismo que beben dentro los curas”, ironiza Fernando, que fue baina en los años 60.
“Hasta que me casé, entonces lo dejé y más tarde volví cuando se creó la cuadrilla de veteranos”, cuenta a sus 86 años este extrabajador que vino de Burgos, trabajó en la DKV y se jubiló en Mercedes.
“Lo que más me gusta de las fiestas es el reencuentro, que estamos todos juntos, pasamos el día en cuadrilla y vemos a mucha gente con la que no estamos el resto del año”, explica, apoyado en su bastón.
"Me gusta mucho la chufla"
“Este año no puedo bailar porque me van a operar, pero espero que el año que viene ya pueda saltar y dejar el bastón. A mí me ha gustado mucho la fiesta, la juega, me gusta la chufla. A mi mujer, Felisa, casi le obligo a salir conmigo de neska, pero luego me dice que se lo ha pasado muy bien”, sonríe.
Tras el chupito de moscatel con rosquilla, Ofelia González de Aspuru baila el aurresku a la patrona frente a la hornacina y Angelines Blanco deposita las flores que ofrece a la Virgen Blanca.
“Juntos y en armonía, le damos caña al día”
"Caña al día"
“Vivan las fiestas de Vitoria/Gora Gasteiz/Gora la Virgen Blanca”, gritan. “Gora los veteranos”, responden blusas y neskas a los pies de la virgen.
“Juntos y en armonía, le damos caña al día”, anima Blanco. Acabada la ofrenda y el aurresku, los veteranos caminan hacia las escalinatas y posan para la foto de familia.
Araceli, Fernando y su mujer, viejos conocidos, se colocan en primera fila para dejar constancia de su asistencia como neskas y blusa veteranos a La Blanca 2024.
Cuadrilla de blusas y neskas veteranos
A por los 50 años. La cuadrilla de neskas y blusas veteranos se fundó hace 47 años. Desde entonces, todos los 8 de agoto han llenado el centro de Vitoria de alegría en las fiestas de La Blanca. Sus integrantes lo dan todo a lo largo de la jornada: Misa en San Miguel, ofrenda a la Virgen Blanca en la hornacina, chupito de moscatel con rosquilla, foto de familia, pasacalles, txoripan, café, comida, paseíllo... “Para llegar hasta los 50”. Eso será en 2027.