Isabel Linares llegó hace 20 años a Vitoria desde Bolivia, con sus cinco hijos de 20, 18, 17, 15 y 6 años, y su marido. Y a los tres meses de hacerlo, como recuerda, empezó a trabajar en cuidados a domicilio. Dos décadas después, además de seguir atendiendo a mayores en su hogar, es la presidenta de Manáctha, la asociación de empleadas del hogar y cuidadoras de Álava, integrada en la diócesis de Vitoria. Lo hace para asesorar y apoyar a 120 personas (el 80% mujeres) de 17 nacionalidades diferentes, que forman parten de la misma.

Con ellas, trabaja para concienciar y sensibilizar en el respeto de los derechos de este colectivo tan feminizado y para la erradicación de cualquier tipo de trato discriminatorio hacia las personas que lo conforman. 

Ancianos paseando ayudados por sus bastones Oskar Martínez

Desconocimiento

Porque si de algo se ha dado cuenta durante estas dos décadas trabajando en este sector es del gran desconocimiento de derechos y obligaciones que, en general, suele haber, sobre todo entre las mujeres llegadas de fuera.

“Por ejemplo, hace dos meses, una chica colombiana que llegó, dijo: ¿Qué es eso? por lo de estar empadronada” y ahora hay otra, que se ha ido a Alemania con su familia, que nos ha dado las gracias por todos los derechos que ha aprendido. Estamos en todo momento para ayudarlas y escuchas sus problemas y logros”, ilustra Linares.

Linares, con camiseta azul, con otras integrantes de Manáctha Cedida

Choque con la realidad

Y es que una vez que llegan, “piensan que todo es fácil: que pueden ganar un sueldo muy elevado o incluso que no saben cuánto tienen que ganar, ni tampoco cuáles son sus deberes, pero también hay que saber responder a la familia”.

Precisamente, en cuanto a dos de las cuestiones fundamentales de todo trabajo, el sueldo y las horas, como censura, todavía queda mucho por barrer.

“Los sueldos siguen estando por debajo o porque no tenemos papeles o porque no tenemos formación"

Isabel Linares - Presidenta de Manáctha

“Los sueldos siguen estando por debajo o porque no tenemos papeles o porque no tenemos formación y respecto a las horas, si alguna viene con alguna deuda o porque tiene que enviar dinero a los hijos que ha dejado allí, como necesita de forma urgente trabajar, acepta lo que sea”, lamenta la presidenta de Manáctha.

Una de las actividades de la asociación Manáctha Cedida

Intentando sacarla de ahí

A Linares, sin ir más lejos, se le quiebra la voz al contar el caso de una mujer que cuida en la actualidad a mayores, interna las 24 horas, de lunes a lunes por 800 euros al mes y con dos horas de permiso el domingo.

Y encima sufre maltrato: insultos y agresiones, que la dejan el brazo morado. Le decimos que no está sola, que salga de ahí, pero no quiere que pongamos denuncia. Tiene hijos allí y como está sin papeles, por eso aguanta”, precisa Linares, que hace especial énfasis en la necesidad urgente de “hacer algo ya” por intentar regularizar la situación de estas trabajadoras internas del hogar. “Detrás de las puertas de casa, no sabemos lo que pasa”.

"Nos está pasando factura"

Este caso de esta compañera, como añade, “nos está pasando factura. No podemos sacarla a la fuerza. Tiene que ser ella quién salga, pero hasta que no sé dé cuenta de lo apoyada que está.... ”.

Y aparte de no tener vida propia, por esas escasas dos horas a la semana que tiene de permiso, se la intentan controlar al máximo. “Hasta revisan su móvil. Trabajar 24 horas es agotador. Me duele muchísimo. Todos estamos pensando a ver cómo la podemos apoyar, pero vamos a seguir con ella. Yo estuve cuatro años interna y estuve excelente, pero depende de con qué familia te toque”, matiza

Racismo

En definitiva, que una reivindicación pendiente sigue siendo la de poner coto a unas relaciones laborales normalmente marcadas por el clasismo, machismo, racismo, precariedad, explotación y hasta privación de libertad.

“Hay mucho racismo también: que si esa morena no me gusta o el caso de otra chica, a la que no dejaban ducharse allí para que no usara su agua y sus cosas”, censura la presidenta de este colectivo que también colabora con el Banco de Alimentos, “una vez al mes repatriamos en la calle Brasil”.

Otra forma más de ayudar desde esta asociación que también tiene abogado para asesorar en temas de Extranjería, otro laboral y una psicóloga a la que llamar cuando es necesario, que muestra vídeos para saber cómo atender a un enfermo encamado y no hacerse daño en la espalda, manualidades, clases de costura...:

“Dignamente trabajamos para poder mejorar por nuestra familia”.

Cómo contactar

En definitiva, un lugar de ayuda mutua del que se puede obtener más información en los teléfonos 688 827 448 / 660 765 161 y en isalinasiles@gmail.com