Los centros cívicos representan una parte fundamental de la sociedad del momento. Un sistema que organiza la ciudad de Vitoria-Gasteiz de una manera menos centralizada, permitiendo a los vecinos de cada barrio disfrutar de los servicios en cercanía. Vitoria cuenta con 14 centros en su totalidad repartidos por todos los barrios.

Previos a los centros cívicos, en noviembre de 1976 se creó la Oficina Municipal de Olarizu. Que también se trataba de un mecanismo de ayuda a la ciudadanía. Este suceso establece una nueva visión y consigue ampliar los equipamientos municipales en los barrios de la ciudad, marcando el comienzo de los Servicios Sociales de Base.

Estos llevan 40 años trabajando en el bienestar de la población con la idea de mejorar a futuro. Sus labores se basan en atender los momentos de vulnerabilidad que cualquier individuo sufre a lo largo de su vida, ayudando a crear nuevas ventanas y oportunidades para ellos y su entorno. 

Esto marca el inicio de la historia de los centros cívicos, que en pocos años aparecerán por primera vez en la ciudad.

Primer centro

El centro cívico de Iparralde fue el primero de todos inaugurado en 1989, aunque, en un principio fue un matadero. En 1936 el proyecto fue firmado por el arquitecto municipal Miguel Mieg, con el inicio de la Guerra Civil en 1941 se paralizaron las obras.

En 1945 fue inaugurado, y funcionó hasta los años 70 como un matadero, cuando decidieron cerrarlo por incumplir el Reglamento Técnico Sanitario del momento que regulaba los servicios. En los siguientes años se fue vaciando y muchos aprovecharon para robar todo lo que pudieron.

La estructura se mantuvo en pie durante muchos años y pensaron incluso en derribarla, pero el Plan General de Ordenación Urbano de 1984 decidió aprovechar la estructura.

Rehabilitaron el interior por completo, eso sí, manteniendo en todo momento las características estructurales previas. Una vez finalizadas las obras fue inaugurado en 1989 cuando abrió sus puertas por primera vez como centro cívico.

Centro cívico de Iparralde en 2005. Dani Allende

Al igual que Iparralde, hay otros centros que tienen una historia curiosa de su origen antes de convertirse en centro cívico.

Orígenes

El centro cívico de Aldabe en su origen fue un antiguo convento de Santo Domingo. Todo resto de la arquitectura desapareció con su derribo a principios del siglo XX. Lo curioso está en la ubicación del centro, elegida por Sancho VII que contaba con un palacio y una antigua ermita donada a los monjes por el rey.

Hegoalde es el ejemplo de otro centro cívico que no fue pensado desde un inicio. A principios del siglo XX, en 1918, fue construido como un mercado cubierto. Años más tarde, en 1980 fue renovado y reconvertido en un espacio multifuncional dando paso a lo que es ahora.

Nuevos centros

Tras la apertura de Iparralde  contaremos con centros cívicos en  Judimendi en 1990, Arriaga en 1993, Arana en 1994, Lakua en 1997, Aldabe y Hegoalde en 1998, El pilar en 2006, Ibaiondo en 2010, Salburua en 2015 y Zabalgana en 2017. Con el paso de los años el crecimiento de la ciudad fue inevitable, de esta manera se crearon nuevos barrios.

La creación de más instalaciones e infraestructuras de servicios va totalmente unida con el crecimiento urbanístico. En muchos casos los proyectos se crearon con el objetivo de poder controlar la caótica expansión de la ciudad.

Centro cívico de Judimendi. Jorge Muñoz

Desde la creación del primer centro cívico en 1989  miles de usuarios han utilizado los servicios y actividades de las instalaciones. En 2023 la red de centros contaba con 16.000 usos diarios y más de 25.000 personas inscritas en las diversas actividades. También recogieron el nivel de satisfacción de la ciudadanía con los servicios que valoraron con un 9 sobre 10. Unas cifras elevadas y que marcan la necesidad e importancia de los centros en los barrios. 

Zabalgana

A finales de 2017 se finalizó la obra del centro cívico de Zabalgana  sumando 14 centros por toda la ciudad. Una instalación que atenderá a 22.347 vecinas y vecinos del barrio, construido en un único volumen que ocupa toda la extensión y que se adapta topográficamente a la zona. Este consta como el último centro y da por cerrada la red creada en torno a la ciudad.

David Brea, el presidente de la asociación Zabalgana Batuz, asegura que se notó un cambio tras la aparición del centro generando comunidad entre los vecinos. Las instalaciones se usan con frecuencia pese a la falta de espacio, al tratarse de un centro para 30.000 vecinos, recalca David Brea. Asimismo, varios vecinos han hecho llegar sus quejas sobre la falta de horarios o de variedad de actividades a la asociación.

Niño jugando en la piscina del centro cívico de Zabalgana. Jorge Muñoz

Todos estos centros suplen a diario necesidades de la ciudadanía convirtiéndose en el epicentro de los barrios. Se convierten en polideportivos, bibliotecas, teatros, piscinas e incluso centros de reunión para mayores. Muchos han aprendido a nadar en las instalaciones de un centro cívico, han estudiado en su biblioteca o aun acudido a un teatro con el colegio, y quien no ha sacado el padrón en el centro cívico de su barrio. Cumplen con necesidades adicionales que en muchos casos son culturales.