El próximo día 5 de febrero se cumplen dos meses de la primera reunión que tuvieron los responsables de Tuvisa, la sociedad municipal de autobuses urbanos de Vitoria, con el comité de empresa después de que a finales de noviembre los representantes de los trabajadores anunciaran un primera calendario de movilizaciones, en favor de un “transporte digno y unas condiciones laborales justas”.

Desde entonces, se han producido otros cinco encuentros, pero las negociaciones en vez de avanzar, parece que han llegado a un punto muerto “o retroceso”, según calificó la plantilla la última oferta que les hizo llegar el Ayuntamiento.

Y eso que el tiempo para zanjar este conflicto apremia más que nunca porque el día 10 puede comenzar una huelga “total e indefinida” en pleno sábado de Carnaval que puede tener a los usuarios como los grandes agraviados si los desencuentros no se frenan.

Amenazas de huelga

¿Pero hasta qué punto esta amenaza puede llegar a ser una realidad?

La pregunta no es baladí porque no es la primera vez que una convocatoria de huelga en el urbano sobrevuela en la ciudad, a tenor de las otras críticas por la gestión de Tuvisa que han tenido que afrontar los anteriores Gobiernos municipales.

El último de ellos fue el de Urtaran, cuando la plantilla en 2019 llamó a secundar una de tipo indefinido a partir del 17 de mayo, una fecha que coincidía con la celebración de la Final Four de la Euroliga de baloncesto, que ese año se disputaba en la capital alavesa.

¿Qué pedían?

Las peticiones de los empleados se referían principalmente a cuatro puntos: convocar una OPE para reducir al temporalidad, recuperar el acuerdo de prejubilaciones, ampliar la frecuencia de algunas líneas y colocar baños en las paradas de fin de ruta. 

Finalmente, en el pacto que permitió desconvocarla, el Consistorio se comprometía a instalar baños portátiles al final de las líneas y a reconfigurar una serie de líneas para facilitar el cumplimiento de los horarios y mejorar el servicio, fundamentalmente el Gautxori.  

En cuanto a la temporalidad, el Consistorio aceptaba convocar una OPE en fases para consolidar el personal eventual y sobre las jubilaciones anticipadas se acordó aplicar a los trabajadores de Tuvisa la misma normativa que regía al personal municipal y, aparte, se cerraron los términos sobre el contrato relevo.

“Se desconvocó porque las condiciones eran asumibles”, explicó el actual presidente de esta sociedad municipal, Iñaki Gurtubai, en una entrevista en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el pasado 18 de enero, en la que declaraba que “cada vez que hay elecciones se plantean huelgas. No es novedoso”.

Reivindicaciones

¿Y qué es lo que ha pasado para que el finde año acabara tan movido en Tuvisa? ¿Y qué probabilidades hay de evitar la huelga total el día 10?

Los trabajadores reiteran que no se trata de una cuestión económica. Básicamente, piden que se mejore el servicio y su salud, ya que, como insisten, ambas cosas van unidas. Por eso, exigen más autobuses en las calles, “lo que se traduciría en más tiempo para realizar el recorrido y cumplir con las frecuencias prometidas con el Ayuntamiento”. 

Si bien, tienen claro que no es un problema que se haya creado ahora, “sino fruto de una nefasta gestión a lo largo de los años”.

Critican, por ejemplo, que el actual diseño de las líneas se remonta a 2009. Una época en la que el trabajo “se podía hacer sin ningún problema”.

Pero a lo largo de estos años, destacan que las líneas han ido cambiando a lo que se añade otras modificaciones que ha habido en la ciudad: como las límites de velocidad de 30 kilómetros por hora, más semáforos o glorietas.

"Pero si nos mantienen los mismos tiempos, provoca mucha tensión y estrés”

Ello significa que la velocidad a la que tiene que ir el bus baja, “pero si nos mantienen los mismos tiempos, provoca mucha tensión y estrés”, como censuraba el portavoz del comité, Asier López de Sabando en otra entrevista en este periódico.

Es por eso que “lo que estamos pidiendo a los partidos con representación en el concejo de Tuvisa, a su presidente y a la alcaldesa es que cuiden primero de nuestra salud. En los últimos seis años, se ha dado una incapacidad a 33 trabajadores y no es fácil darla”.

Asimismo, quieren que se cumpla el decreto que obliga a las empresas a tener un registro horario efectivo, puesto que parte de su jornada laboral, en lo que llaman el toma y deje, “no se está contabilizando”. “Puede ser de diez minutos en las paradas más cercanas al garaje y de hasta 15 minutos si hablamos de la estación de Jundiz”.

Expectativas

“Vista la actitud del Ayuntamiento, lo vemos muy difícil. Es una actitud inmovilista”

Por ello, a la pregunta de si puede haber algún avance de aquí al 10 de febrero para evitar la huelga, López de Sabando, responde que “vista la actitud del Ayuntamiento, lo vemos muy difícil. Es una actitud inmovilista”.

En relación a la última propuesta, dice que no es un paso hacia delante, sino hacia atrás “sobre lo que hemos hablado hasta ahora”. De ahí que decidieran llevarlo a la asamblea y que un 90% de los trabajadores decidiera adelantarla. “Tantos trabajadores no pueden estar equivocados”, resume.

Lo positivo de esta situación, como dice, es que nunca antes había visto a los trabajadores tan unidos. “Lo que pedimos no es necesario, es urgente”, concluye.

"Empeoramiento del servicio"

Por su parte, el presidente de Tuvisa ha subrayado la discrepancia de mejorar el acuerdo a costa de “empeorar las condiciones del servicio”.

“De hacerse ese cambio en cocheras, no se puede garantizar el servicio durante una franja importante de tiempo”

Al respecto, fuentes municipales alegan que la propuesta que está haciendo el comité, por resumirla de alguna forma, es que el cambio de turno se haga en cocheras. Ahora, al final de la jornada de mañana, el conductor le pasa el bus a quien le releva en un punto de recorrido. “De hacerse ese cambio en cocheras, no se puede garantizar el servicio durante una franja importante de tiempo”.

Gurtubai reconoce también que las posturas siguen muy alejadas y que será difícil llegar al acuerdo pero reitera su disposición al diálogo. Y recuerda que tienen un “buen” convenio laboral, por lo que, a su juicio, tienen que hacer “propuestas realistas”.

“Por supuesto, que tienen derecho a la huelga, pero también existe el derecho de la ciudadanía a coger el autobús en las frecuencias que corresponde”

La propia alcaldesa, Maider Etxebarria, cuando se ha referido a este conflicto laboral, ha afirmado que “confía” en las negociaciones y acuerdos para solucionarlo y ha expresado que “por supuesto, que tienen derecho a la huelga, pero también existe el derecho de la ciudadanía a coger el autobús en las frecuencias que corresponde. Desde luego que los trabajadores son libres de defender sus derechos, pero también son conscientes del buen convenio y de las buenas condiciones que tienen”. 

“Si tuviéramos un convenio tan bueno como dicen, no estaríamos todo el día en los juzgados”, rebaten ellos.  

Líneas rojas

Así las cosas, el acuerdo no parece fácil porque hasta ahora el presidente de Tuvisa se ha cerrado a negociar algunas de las reivindicaciones de los sindicatos que tienen que ver con el servicio de grúas, parking y garaje en el servicio nocturno, “ya que sería una irresponsabilidad para el erario público”.

Por contra, la plantilla critica que estos servicios se hayan privatizado por cuestiones “meramente económicas”.

A pesar de las diferencias, las partes han quedado en un nuevo encuentro con la esperanza de evitar esta huelga. Sería “un escenario no deseado por todos”, como lo describieron los representantes de lo trabajadores en una rueda de prensa tras la última manifestación del 24 de enero que hicieron por el centro de Gasteiz. Y que de empezar, lo haría en una de las jornadas del año en la más personas se suben al bus para ver los desfiles Carnaval.