Con el viento a favor de un verano que apunta a histórico y a las puertas de rebasar las 4.000 plazas hoteleras en la ciudad, 1.000 más que justo antes de la pandemia, Saldaña apuesta por avanzar en la desestacionalización del turismo, por la atracción de viajeros entre semana, por el “hermanamiento” de Gasteiz con otras ciudades de interior o por “pelear” también por los visitantes de menos de 40 años. “Vitoria vale todos los días del año”, subraya el empresario, quien cree que aún hay “muchísimo recorrido” por delante.
Las estadísticas hablan hasta ahora de un verano histórico para el turismo en Vitoria. ¿Sus sensaciones van en la misma línea que los datos?
–Es verdad que hemos tenido mejores resultados que en 2019, tanto en facturación como en cantidad de visitantes. Yo llevo 15 años en el sector hotelero y las cifras han ido aumentando. Vitoria es una ciudad que tiene una buena ocupación en verano y además va subiendo. Llegamos todos al noventaytantos por ciento. Lo que he notado este año es que esa lista de espera que siempre he tenido en eventos de gran atracción de gente, como el Azkena, el Ironman o las fiestas, no solo se ha reducido este verano, sino que a veces ha desaparecido. ¿Y por qué se ha reducido esa lista de espera? Porque en dos, tres años hemos aumentado 1.000 camas en la ciudad.
“Yo quiero un turista que valga por tres: por su gasto, por su energía y por todo lo que va a trasladar fuera cuando se vaya”
¿Un crecimiento proporcionado?
–Me ha gustado que el Gobierno Vasco no haya publicitado este año la comunidad como un destino turístico veraniego. Porque ese es el secreto, que tenemos que hacer un turismo sin estaciones. ¿Teníamos que crecer? Evidentemente, sí. Pero el año tiene 365 días. Si lo repartimos en tres tercios, uno son los tres meses de verano, el segundo los puentes, los fines de semana, Navidad y Semana Santa y el tercero, el resto del año de domingo a jueves, cuando no viene ni Dios. Tenemos que atacar este último tercio.
La clave, entonces, pasa por desestacionalizar el turismo.
–Sí. Pero en vez de decirlo así, yo subrayaría que Vitoria vale todos los días del año, que bien vale venir cualquier día del año. Nuestro target de clientes es de 40 a 60 años. Perfecto, mantengamos eso. Pero vamos a pelear también los de 25 a 35, que es el futuro para dentro de diez años. Vamos a hacer algo también para los jóvenes, pero durante todo el año. No nos conformemos con lo que tenemos.
¿Alguna propuesta?
–Vitoria se caracteriza por tener bastantes acciones los fines de semana. Vamos a hacer cosas también entre semana. Y vamos a hermanarnos turísticamente también con otras ciudades de interior. ¿Sabes la de gente que tienen para viajar a nuestra ciudad y la que tenemos nosotros para viajar a las suyas? Es un intercambio del que todos se benefician. Aparte, ¿cuanta gente prejubilada tenemos en este país? Hablamos de un cliente con dinero y tiempo y que practica un turismo sostenible. Yo quiero un turista que valga por tres: por su gasto, por su energía y por todo lo que va a trasladar fuera cuando se vaya. Vamos también a buscarlo.
Es lo que se dice, ¿pero no se hace?
–Quizá no se están haciendo las cosas del todo bien. Vitoria tiene muchísimo recorrido. Estamos, vulgarmente, en pañales. Aunque una cosa buena sí es que hemos pasado de una noche y pico a dos y pico de pernoctación media.
“Durante el año no va a haber clientes para todo el mundo; habrá que mirar, muy mucho, qué necesidad tenemos”
¿Qué sería lo más urgente?
–Debería haber mucha más comunicación entre las empresas turísticas y los políticos que dirigen esto, porque podríamos dar muchas más ideas de lo que se puede hacer. Tenemos mucho que decir. Los que estamos detrás de la recepción sabemos lo que quiere el cliente.
¿Cómo ha ido este agosto?
–Yo estoy hasta arriba. Noventaymucho por ciento. Y en septiembre, en los apartamentos estoy lleno.
¿Y a partir de ahí? Porque en octubre vamos a tener 112 plazas hoteleras más en la ciudad...
–Durante el año no va a haber clientes para todo el mundo. El cliente de empresa ha desaparecido en las ciudades de interior en un porcentaje bastante alto debido al teletrabajo. Y hay que volver a buscarlo. Habrá que reducir personal, bajar un poco los precios... Pero la clave es que habrá que mirar, muy mucho, qué necesidad tenemos. Tanto Vitoria como la provincia. Que no se nos hinche el pecho con que llenamos cinco veces al año. Yo prefiero un 75-80% de ocupación todo el año que un 100% diez veces. Esa es la clave: hacer el año. Somos un producto muy fácil de vender, me atrevería a decir que de junio a septiembre. Ha habido un trabajo muy bueno. Pero vamos a hacer el resto del año mientras mantenemos los fines de semana, los puentes...
¿Qué ha pasado para que Vitoria sea ahora una opción turística?
–Hay gente que se ha dado cuenta de que Vitoria, por su ubicación, es una plaza muy buena. Tenemos siete provincias alrededor a menos o algo más de una hora, Pamplona, Logroño, Donostia, Santander, el Guggenheim, la Catedral de Burgos, las playas, teatros, actuaciones... Vitoria es sensacional, con un aeropuerto al que todavía tenemos que sacar chispas. A nivel mundial, a cualquier persona de cualquier país le dicen que tiene todos esos servicios y creería que es un lujo. Vitoria es la ciudad por excelencia del recorrido perfecto, pero nos lo tenemos que creer.
