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La colegiación enfermera retrocede en Álava tras años de moderado crecimiento

La profesión reivindica su importante papel y la progresiva falta de profesionales con motivo de su Día Internacional

La colegiación enfermera retrocede en Álava tras años de moderado crecimiento

Se trata de una pieza clave para el engranaje sanitario, tanto que es el colectivo profesional más numeroso a nivel mundial y se encuentra altamente cotizado. Sin embargo, la Enfermería se ha acostumbrado ya a reivindicar por muchos motivos y en muy distintos foros su importancia para el bienestar de toda la sociedad, como si en pleno año 2023 todavía no estuviese clara. Este próximo viernes 12 volverá a hacerlo con motivo de su Día Internacional.

El Colegio de Enfermería de Álava va a hacer suyo el lema Nuestras enfermeras. Nuestro futuro y dejará verse en Vitoria mediante distintas actividades que incluirán mañana la segunda marcha solidaria Paso a paso por su salud. “Es un día para reivindicar el papel de la Enfermería y también que hacen falta más profesionales”, apunta sin titubear Hosanna Parra, que es la presidenta de la entidad colegial alavesa.

De hecho, tras años de moderado aunque constante crecimiento, el número de profesionales vinculados al Colegio y que, por tanto, están trabajando en el territorio ha comenzado a marcar una preocupante tendencia descendente en lo que va de 2023.

Según los datos en poder de la organización, a día de hoy son 2.907 los colegiados –casi el 90% mujeres– que suma la entidad en Álava, cuando a fecha del pasado 31 de diciembre eran 2.943. 36 profesionales menos en apenas cuatro meses que contrastan con los 84 que el Colegio sumó entre 2013 y 2014, los 69 que reclutó tres años después o los 56 de 2019 a 2020.

El ritmo comenzó a ralentizarse a lo largo de la pandemia y la entidad sumó 36 profesionales durante 2021 y apenas 17 el año pasado. Cifras que reflejan que cada vez cuesta más compensar las salidas con las nuevas altas.

Buena parte de las bajas se deben a jubilaciones, muchas de ellas anticipadas, pues se trata de un gremio cada vez más veterano y que ha sufrido un grandísimo desgaste durante la crisis sanitaria. “A la gente antes le daba pena jubilarse. Pero ahora, si tienen 62 o 63 años y pueden acceder al contrato relevo, salen por piernas”, asegura la presidenta.

Aunque no es la única razón que explicaría el retroceso que han empezado a experimentar las colegiaciones, una realidad cuya magnitud real solo determinará el paso del tiempo. “Muchas de ellas se van fuera. Las hay que pensábamos que iban a volver, pero no lo hacen. Andamos muy justitos de profesionales”, remarca Parra.

No es ningún secreto que el imparable envejecimiento de la población está haciendo cada vez más acuciante la necesidad de personal sanitario. Tanto a nivel local como en el extranjero, lo que provoca que a las profesionales que acaban de finalizar sus residencias les lluevan las ofertas del exterior y muchas opten por hacer las maletas en busca de estabilidad.

Ante este panorama, Parra reconoce que en el Colegio alavés “hay incertidumbre”, y que tampoco sabe a ciencia cierta por dónde pasa la solución. “No sé si habría que aumentar el número de plazas en las universidades. Los entendidos tendrán que discutirlo y hablar. El problema es que la gente que está trabajando ahora trabaja mucho y está quemada. Ha salido de una muy gorda (la pandemia) y en lugar de tener un respiro después, no lo ha tenido”, apunta la presidenta.

Condiciones atractivas

Si bien es cierto que las plazas para nuevos residentes (EIR) han ido creciendo progresivamente en los últimos años, también en el Hospital Universitario Araba (HUA), Parra insiste en la importancia de que después “se creen plazas” en el sistema público de salud y que “las condiciones sean atractivas” para evitar que más nuevas profesiones se vean casi obligadas a buscarse la vida en el extranjero.

La OPE recién anunciada por Osakidetza, que será la más importante de su historia –con 7.639 plazas– e incluirá 2.228 para Enfermería, tampoco disipa las dudas de la líder colegial. “La situación de no dar abasto no sé si se va a resolver”, lamenta. Las pruebas se celebrarán entre julio y noviembre de este año.

Otros retos importantes para el colectivo profesional son, según Parra, que sea por fin reconocido en el nivel A1 como el resto de graduados sanitarios y que el ratio de pacientes por profesional se reduzca para, al menos, acercarse a los estándares europeos. “Se ha quedado en el pensamiento colectivo esa figura de la ATS a la que no se exigía el bachiller superior, aunque desde los años 80 no salga y ahora se nos pida un grado de cuatro años más uno o dos de especialización.Y eso lo llevamos arrastrando toda la vida”, lamenta Parra.