La demanda de terapia sexual y de pareja está experimentando un repunte notable en Gasteiz a lo largo de los tiempos recientes.

Así lo certifican los sexólogos y psicólogos Eduardo Urzelai Quintana y Lourdes Pérez Jiménez, del centro sexológico Emaize, entre cuyas ocupaciones se encuentra prestar este tipo de apoyo profesional frente a las dificultades de comunicación, de orientación del deseo o relacionadas con el erotismo que acostumbran a surgir en las relaciones a nivel individual.

Por motivos muy diversos y que interseccionan entre sí, son cada vez más las parejas en problemas –con más o menos recorrido– que tocan la puerta de estos experimentados profesionales para buscar soluciones.

Más crisis y más diversas

Según su experiencia, últimamente se dan más crisis y de más diversa índole, pero también son más las parejas que deciden acudir a los especialistas para tratar de resolverlas, en buena medida gracias a la “normalización” progresiva de las terapias.

“Acudir a terapia se ha socializado. No porque sea ‘chic’, sino porque nos puede hacer falta a todos”

Eduardo Urzelai Quintana - Psicólogo y sexólogo

Emaize, que inició su andadura en 1994, acaba de cumplir 20 años ofertando este servicio en sus actuales instalaciones de la calle Bueno Monreal, en pleno Casco Viejo vitoriano.

“La demanda ha ido en aumento desde antes de 2020, pero a partir de la pandemia sí que hemos visto un incremento que encaja un poco con el que se ha dado en la red pública de salud mental”, confirma Urzelai. En cifras, el profesional sitúa este repunte entre “un 10 y un 15%”.

Un “chivo expiatorio”

Aunque la crisis sanitaria generó, según han coincidido diversos estudios en los últimos tiempos, un caldo de cultivo importante para las rupturas de pareja, Pérez cree que esta realidad se ha utilizado “como un chivo expiatorio” en muchas situaciones de este tipo.

“Claro que ha incidido, de muchas maneras, pero al final todo nos afecta en la vida y se trata de ir gestionándolo y reubicándolo. Creo que se ha dado demasiada importancia a la pandemia”, certifica la profesional.

Según remarca Pérez, “esa parte de salud mental, de venir con estrés, ansiedad, fobias o compulsiones, también está ahí”, en esas crisis de pareja y en las demandas de ayuda a nivel individual, pero ahora son también más las personas que deciden no esperar a que los problemas se enquisten a la hora de acudir a un profesional.

Hay más parejas demandantes de este servicio que rondan la veintena y un repunte también notable de las conformadas por personas del mismo sexo, aunque no predomina un perfil concreto.

“Acudir a terapia se ha socializado. Y no lo decimos porque sea muy chic, sino porque a todos en un momento dado nos puede hacer falta”, apunta su compañero.

“Normalizar de alguna forma las terapias está facilitando que la gente acuda antes, que no espere a estar mal para tratar de solventar las situaciones. Porque cuanto antes nos hagamos cargo de las cosas que queremos cambiar, mejor”, apostilla de nuevo Pérez.

Educación sexual

La educación sexual que de un tiempo a esta parte se ha dado en los centros educativos ha ayudado también a generar “una semilla” en este ámbito y que las parejas o las personas a nivel individual se decidan, si se encuentran en problemas, a solicitar ayuda.

El “boca a boca” ha impulsado igualmente la demanda de las terapias, otro síntoma de esa creciente normalización.

Emaize, fundado en 1994, acaba de cumplir 20 años ofertando este servicio en sus actuales instalaciones de Bueno Monreal

Urzelai y Pérez tienen entre sus pacientes a parejas y también personas a título individual –solteras o no– de muy distintos perfiles, aunque sus edades oscilan “entre los 25 y los 50 años”.

Están, por un lado, las relaciones de pareja que ya “llevan un recorrido” y tienen problemas “de conciliación, de comunicación, de falta de deseo, de expectativas, de creencias erróneas o a la hora de poder hablar las cosas”, según enumera Pérez.

Dificultades generadas, en buena medida, porque sus integrantes “evolucionan y las realidades cambian”.

Además, son también cada vez más habituales en las consultas las parejas jóvenes que, según la psicóloga y sexóloga, “han pasado directamente de la fase de enamoramiento a la de convivencia”, saltándose otra etapa tan importante como la del “noviazgo” –por ponerle un nombre–, en la que se calibran aspectos tan importantes como el propio conocimiento mutuo o las diferentes maneras de ir gestionando la relación.

“Cada situación requiere de planteamientos específicos para lo que es cada persona o pareja”

Lourdes Pérez Jiménez - Psicóloga y sexóloga

“Conviven, gestionan y se van conociendo a la vez de forma muy rápida, lo cual genera muchos desencuentros”, recuerda de nuevo Pérez.

Entretanto, las personas solas que no se encuentran en pareja acuden a terapia “en muchos casos” –según Urzelai– “a partir de la constatación de una disfunción”.

Son “fundamentalmente hombres” que quieren “funcionar bien” en el plano sexual, no tanto por el hecho de “sentir deseo o disfrutar, y disfrutarlo compartidamente”, sino “por lo que se espera que deben hacer”.

Pornografía

Una “exigencia” –convertida en autoexigencia– en la que, según los especialistas, la pornografía acostumbra a influir directa y muy negativamente.

“Está generando un alto nivel de frustración, porque se quiere reproducir algo que no existe, que es una fantasía”, remarcan los profesionales de Emaize.

El componente biográfico de una persona en dificultades también resulta clave a la hora de descifrar su malestar en este ámbito concreto.

“Es muy importante, porque todos tenemos nuestra realidad y eso nos hace ser la persona que somos. Todas las cosas que tienen que ver con la familia, con situaciones que han podido pasar como abusos o agresiones tienen su peso. Hay gente que viene con cosas de este tipo y es bueno trabajarlas cuanto antes”, remarca de nuevo Pérez.

Demandas que se van abriendo

Las “demandas”, por lo demás, “han ido abriéndose”, según apunta Urzelai. Al margen de las dificultades eróticas, de gestión de las emociones o del deseo, cada vez hay más terapias relacionadas con “temas de inadaptación puntual o de cuestionamiento biográfico, algo que haya desequilibrado a la persona y necesite de alternativas”.

En cualquier caso, “cada situación requiere de planteamientos específicos para lo que es cada persona o pareja”, lo que se traduce en que la intervención nunca es rígida.