Dicen que los mejores viajes empiezan desde que decides un destino. Desde ese momento comienza todo un emocionante proceso que dentro de dos, tres o cuatro meses te llevará a hacer la maleta para subir a un avión o coger un coche.

Así comenzó el viaje de una pareja de Vitoria cuando hace ya varias semanas decidieron pedir en el trabajo algunos días libres en febrero para hacer una escapada.

Tenían claro que febrero es una buena fecha para viajar y conocer algún rincón de Andalucía, sobre todo por evitar las altas temperaturas del verano. Así que empezaron a mirar dos posibles destinos que no conocían: Granada y Sevilla.

Comenzaron a planear el viaje mirando los vuelos directos que había a estas dos ciudades, tanto desde Vitoria como desde Bilbao.

Y por horario y precio (unos 100 euros el viaje de ida y vuelta dos personas) se decantaron por la capital hispalense ya que convertía su escapada en un viaje muy económico de 5 días para poder conocer Sevilla.

Un avión de Ryanair coincidía con las fechas de su viaje, y lo mejor es que salía desde Foronda: un vuelo de ida desde la capital alavesa el martes a las 8.25 horas de la mañana para aterrizar en Sevilla a las 9.45, es decir, un trayecto de apenas una hora y 20 minutos.

La vuelta sería el sábado desde Sevilla a las 20.25 horas para estar en Gasteiz a las 21.40 horas de la noche.

Hasta aquí todo correcto. Una vez hecha la reserva, buscaron un apartamento para alojarse de martes a sábado. De este modo, ya tenían lo más importante: vuelo y alojamiento.

Comienza la odisea: 24 horas antes del vuelo

El check-in online de Ryanair está disponible 24 horas antes de la salida del vuelo. Tan sólo se podría hacer la facturación durante los 60 días antes del viaje en caso de pagar por elegir asiento o de haber seleccionado una tarifa más cara.

Así que el lunes, un día antes de la salida del vuelo desde Foronda y con las maletas ya hechas, la pareja se metió en la web de la compañía para realizar el check-in.

Pero tras intentarlo varias veces, les resultaba imposible porque les daba error.

Llamaron a atención al cliente para preguntar por qué les pasaba y cómo solucionarlo, y es entonces cuando se dieron cuenta del terrible error que habían cometido.

En vez de contratar el viaje del martes 21 de febrero al sábado 25 de febrero, habían cogido el vuelo del martes 21 de marzo al sábado 25 de marzo.

"El problema es que este año los meses de febrero y marzo coinciden en días y fechas, algo que no pasa casi nunca, y elegimos las fechas sin fijarnos en el mes", explican estos dos vitorianos afectados.

Una vez pasado el shock inicial y con los días libres ya pedidos en el trabajo, empezaron a buscar soluciones pero el panorama pintaba muy negro.

La compañía aérea no les devolvía el dinero por no haber contratado ningún tipo de seguro, ni les cambiaba las fechas. Y el dinero del apartamento también lo perdían al haberse pasado la fecha para poder hacer la cancelación gratuita.

"No sabíamos si reír o llorar"

Era tal la impotencia que sentían por las consecuencias del fallo que habían tenido que esta pareja de Gasteiz "no sabía si llorar o reír".

"Por no mirar o no comprobar bien las fechas nos quedábamos sin una semana de vacaciones, además de unos 700 euros de pérdidas", explicaban.

Tras intentar buscar otros vuelos similares desde aeropuertos cercanos para el día siguiente, les resultó misión imposible sin que los precios se dispararan.

Así que tras mucho pensarlo la solución ha sido la siguiente: lo que iba a ser un viaje de hora y media en avión se ha convertido en un viaje más largo de unas nueve o diez horas en coche hasta Sevilla.

Siempre hay solución. Lo importante es que esto quedará como una anécdota en el futuro cuando vuelvan a recordar la odisea que vivieron para poder ir desde Vitoria hasta Sevilla.