Que la industria europea del automóvil no atraviesa su mejor momento es algo conocido desde que se produjo la reactivación de la economía tras el final de la pandemia. Pero lo que es más novedoso es la unidad de los principales fabricantes, competidores entre sí, para reclamar a la Comisión Europea, como hicieron la semana pasada, que extienda los plazos previstos para completar la transición eléctrica y conceda más ayudas y subvenciones para fomentar la demanda.

La petición llega tras la publicación, en las últimas semanas, de los resultados del primer semestre del año, que vienen a confirmar los problemas que se arrastraban anteriormente: caída de ventas por menor demanda, competencia de los eléctricos chinos e inflación de costes. Y a todo ello hay que sumar los aranceles de Estados Unidos, con la promesa de Washington de rebajarlos al 15% una vez, eso sí, que Bruselas apruebe eliminar las tasas a otros productos estadounidenses. Durante la negociación con Donald Trump, la Comisión ha intentado proteger a la industria de la automoción, consciente de su poder tractor sobre la economía europea, pero no se va a librar de una tasa del 15% que supone otro obstáculo más en la complicada senda de esta industria.

Los resultados de la primera mitad de 2025 son negativos en los balances globales. Así, la francesa Renault registró pérdidas por importe de 11.143 millones de euros, efecto del impacto de Nissan en su cuenta de resultados, tras cambiar la contabilidad de su participación en la firma nipona, que también pasa por un momento de seria incertidumbre por la crisis en Japón. Además, el grupo ha revisado a la baja sus previsiones para el conjunto de 2025.

Por su parte, el grupo Volkswagen registró un beneficio neto atribuido de 4.005 millones de euros en el primer semestre del año, lo que representa una caída del 36,5% con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Además, el beneficio operativo del grupo, que incluye marcas como Volkswagen, Seat, Audi o Skodase fue de 6.707 millones en junio, un 32,8% menos, por los aranceles impuestos por Estados Unidos, los costes de reestructuración y las inversiones para cumplir con la normativa sobre descarbonización en Europa. De hecho, una de sus marcas más icónicas, Seat, cerró el primer semestre con una facturación de 7.600 millones, un 2% menos, con la previsión de retrasar la entrada de Cupra a Estados Unidos, que estaba prevista para 2030.

Por su parte, el beneficio neto del grupo Mercedes Benz en el primer semestre del año cayó un 56%, pasando de 6.100 a 2.700 millones. El descenso ha sido más notorio en la división de turismos, donde el beneficio operativo pasó de 5.200 a 2.500 millones. Otro signo de los tiempos es que la firma alemana va a reconvertir su histórica sede de Stuttgart en un centro de I+D sobre vehículos eléctricos. La incertidumbre en los resultados de 2025 da continuidad a los del pasado año, cuando la automoción alemana cayó un 5% y perdió hasta 19.000 empleos.

Todo esto tiene repercusión en las plantas productivas de las distintas compañías. En Euskadi y Nafarroa, pese a todo, las fábricas están logrando mantener el tipo y dar salida a los pedidos gracias a unas líneas de trabajo con alta productividad, como reconocen los máximos responsables mundiales de los constructores. El pasado año, Volkswagen Navarra alcanzó un beneficio después de impuestos de 77,6 millones, un 9,2% menos que en el ejercicio anterior. A pesar del ERTE que todavía está vigente para determinados turnos, Volkswagen Navarra -que es la cuarta fábrica mundial por volumen de producción de las 17 del grupo- mantiene las inversiones previstas para que, a partir de ahora, puedan empezar a ensamblarse los SUV eléctricos de Skoda y VW, que deberían llegar al mercado en abril de 2026. En la planta alavesa de Mercedes, por su parte, se reanudará el trabajo a partir del próximo lunes tras proceder a las intervenciones de montaje final con el objetivo de preparar el lanzamiento de la nueva furgoneta plenamente eléctrica que se fabricará en Gasteiz. Pese a la caída en la producción, el volumen de exportaciones de la fábrica alavesa ofrece síntomas de recuperación. Asimismo, el sector vasco de automoción cerró 2024 con una facturación de 25.349 millones, un 1,3% más.

En un contexto en el que el consumidor europeo no termina de apostar por el vehículo eléctrico, con precios que todavía le resultan elevados, la firma china BYD está siendo la gran ganadora hasta el momento en este segmento, gracias a coches más baratos y a una industria fuertemente subsidiada por el gobierno de Pekín. El fabricante chino ganó 1.720 millones en el primer semestre, un 24,4% más por el aumento de sus ventas globales.