Hacer cola delante de una taquilla para comprar la entrada de un espectáculo o llamar por teléfono a un hotel para hacer una reserva empiezan a ser ya cosa del pasado. La venta online arrasa por la comodidad que supone comprar desde cualquier sitio, a cualquier hora y pudiendo comparar precios sin moverte de casa. 

Sin embargo, alguna vez habrás comprobado cómo la entrada para el concierto de tu cantante favorito se ha disparado en solo unas horas o cómo esa noche de hotel que habías visto a buen precio, unos días después cuesta mucho más. Y te preguntarás: ¿a qué se debe ese cambio de precios?

Pues bien, se trata de los precios dinámicos, una estrategia de fijación de precios online en la que el coste de un producto o servicio cambia en tiempo real en función de varios factores. A diferencia de los precios fijos, los precios dinámicos se ajustan constantemente, permitiendo a las empresas maximizar sus ingresos según las circunstancias.

Un hombre navega por internet en un ordenador portátil.

Quién utiliza los precios dinámicos

Ya hemos señalado que entre las compañías que recurren a estos precios dinámicos están las aerolíneas o los hoteles, pero cada vez son más los sectores que se van uniendo a esta forma de ajustar sus precios.

En conciertos, entradas de cine o de deportes, los precios pueden variar dependiendo de la popularidad del evento o del momento en que se compran.

En el caso de las plataformas de transporte, el coste del trayecto aumentará en los momentos de mayor demanda, y en las plataformas de venta online, los precios pueden cambiar incluso varias veces al día, dependiendo del número de compradores interesados.

Cómo funcionan los precios dinámicos

Los cambios de precio, especialmente en el comercio electrónico, son actualmente consecuencia de los rápidos análisis realizados por programas informáticos, teniendo en cuenta los parámetros de cada empresa en su estrategia comercial. Algunos de ellos son:

- La oferta y la demanda

Cuando la demanda aumenta, los precios suelen subir; cuando baja, los precios se reducen.

- Hora del día o temporada

Los precios pueden variar según el momento, por ejemplo, subirán en temporada alta o en las horas de mayor demanda. 

- Acontecimientos puntuales

El precio del alojamiento en una ciudad puede dispararse si hay algún evento importante.

Asistentes a un concierto disfrutan durante la actuación musical.

- Disponibilidad del producto o servicio

Si hay poca disponibilidad, el precio tiende a subir.

- Competencia

Los precios se ajustan en respuesta a las ofertas o a las promociones de los competidores.

- Perfil del usuario

Algunas empresas ajustan sus precios basándose en el historial de búsqueda del cliente. En este caso, se corre el peligro de que la empresa ponga precios más altos a quienes muestren más interés por el producto. Para comprobar que no te cobran de más, compara ese precio con el que te ofrecen al navegar en el modo de incógnito que tienen todos los navegadores.

Cómo afectan al consumidor

La principal ventaja que tienen los precios dinámicos para el consumidor es la posibilidad de conseguir precios reducidos al comprar en momentos de baja demanda. Como contrapartida, cuando la demanda es alta, los precios pueden dispararse y perjudicar a quien no tenga flexibilidad suficiente para elegir.

El cambio constante de precios puede generar también desconfianza en el cliente, ya que es difícil predecir cuándo es el mejor momento para comprar. Saber que los precios pueden cambiar rápidamente también puede presionar a los consumidores a tomar decisiones apresuradas y erróneas al comprar. 

Usar plataformas de comparación de precios, seguir de pista cuánto cuestan los productos antes de comprar, evitar compras impulsivas o usar herramientas de alertas de precios son algunas medidas que puede adoptar el consumidor para mitigar el impacto de los precios dinámicos.

Así, podemos concluir que estos precios dinámicos permiten a las empresas maximizar sus beneficios, ajustando los precios a la demanda en tiempo real, lo que puede beneficiar o perjudicar al consumidor. 

Si bien puede ofrecer oportunidades para obtener precios bajos en momentos de poca demanda, también puede incrementar el coste en situaciones de alta demanda, lo que añade un nivel de incertidumbre y presión a la experiencia de compra.