Apenas un paso. ¡Pero vaya paso! Darío Gómez se acerca a las semifinales del Manomanista tras conquistar este viernes su primer punto de la liguilla de cuartos de final. Lo hizo en un estupendo partido, disputado de poder a poder con Javier Zabala, que no se achicó, pero al que penalizaron los errores derivados del ritmo. Vibró el Ogueta de Gasteiz en una contienda con toques clásicos, ya que hubo peloteo vigoroso a bote por ambas partes, y modernos, en la que el delantero de Ezcaray sacó la licenciatura en sufrimiento después de pasar la mitad de tajo a contrapelo y el máster en valentía con un final de partido arrojado y a tumba abierta.
Exploró Darío con el dos paredes, con el que volvió loco a Javier, dio velocidad a la pelota, sacó bien y en los últimos compases no le temblaron las piernas a la hora de buscar el remate rápido a la vuelta del primer disparo. Atrevimiento en estado puro ante la peligrosidad de Zabala. Demostró un físico privilegiado el colorado, al que le llegó mejor el oxígeno tras la guerra de desgaste.
En dos tacadas
Dos tacadas prodigiosas levantaron al pelaire y penalizaron a su contrincante. El colorado levantó un 8-11 –igualó en ocho pelotazos– para ponerse 14-11. La segunda fue letal. Del 16-17, como respuesta de Zabala a un 16-12, al definitivo 22-17. “Era puerta grande u hospital”, dijo Darío al finalizar. Arriesgar o arriesgar. Ya había acumulado demasiado trasiego. Echó la moneda al aire. Cara. Moral.
Es apenas un paso, pero Darío muestra credenciales. Coraje y potencial. Mucho toro.