El Alavés B confirmó con una victoria en Barbastro (0-1) que su recuperación desde el relevo técnico en el banquillo es un hecho. Si el estreno de Molo Casas tuvo efecto revulsivo la pasada semana con la primera victoria de la temporada, el primer desplazamiento alargó el buen momento a un segundo triunfo consecutivo que saca ya al filial alavesista de los puestos de descenso, si bien con los mismos puntos que el primer equipo que los ocupa, el Calahorra.
En el campo de césped artificial, que el Barbastro eligió como escenario del partido para preservar la reciente resiembra del campo natural, un gol de Aimar González de Heredia mediado el primer tiempo decantó un partido que confirmó que la recuperación del Miniglorias va incluso más allá del resultado y se fundamenta en una notoria mejoría del juego.
En un duelo ante un rival directo en la lucha por salir de la zona baja, los albiazules mandaron de inicio y estuvieron cerca del gol ya en el minuto 12, cuando un disparo de Daouda Doumbiá fue despejado con más fortuna que intención por la zaga local.
Las acciones a balón parado ya habían generado diversas situaciones de peligro en el área oscense cuando, casi en el ecuador de la primera mitad, Egoitz Muñoz botó un córner, Aimar González de Heredia ganó la posición en el interior del área y conectó un perfecto derechazo que mandó el cuero al fondo de las mallas en lo que a la postre sería el único tanto de la tarde.
Con las ideas claras
Trataron los de Dani Martínez de levantarse de inmediato dando un paso adelante en los minutos siguientes, pero el peligro siguió siendo albiazul a través de rápidas contras que no encontraron sin embargo buena definición en los metros finales. Sin variar la tónica de dominio local pero sin resquicios por donde amenazar la portería de Grego ante la ordenada defensa vitoriana se llegó al descanso.
El paso por los vestuarios no cambió la decoración de un partido en el que el Barbastro siguió teniendo más el balón, pero el Alavés B fue quien tuvo las ideas más claras de hacer con él cuando lo recuperaba. Así, una transición vertical a los diez minutos de la reanudación a punto estuvo de doblar la renta vitoriana, pero el tiro cruzado de Lander Pinillos se fue rozando el poste. Mediado el segundo tiempo fue Jay quien obligó a lucirse a Víctor Méndez para mantener con vida al cuadro aragonés.
Con el paso de los minutos, al Barbastro no le quedó otra que subir líneas para ir en busca del empate, pero pese a ser mínima la diferencia, no pasaron excesivos apuros los de Molo para conservarla hasta el final. Un balón colgado al área por el recién incorporado Jurgi que no encontró rematador fue lo más peligroso de los oscenses en unos últimos minutos en los que el Alavés B siguió haciendo del orden defensivo y la contención la mejor fórmula para neutralizar todos los intentos locales antes que derivaran en seria amenaza.
Ver para creer, el giro que ha dado el filial alavesista en apenas diez días. En la próxima jornada, oportunidad para confirmarlo con la visita a Ibaia del Subiza. Los de la Cendea de Galar son colistas, pero no valdrán confianzas ante un equipo que está como estaba un Alavés que acaba de evidenciar que basta con poco para que las cosas cambien mucho.