Tania Lamarca forma parte de la historia de la gimnasia rítmica en España.

La vitoriana consiguió junto a Marta Baldó, Nuria Cabanillas, Estela Giménez y sus paisanas Lorena Guréndez y Estíbaliz Martínez, las llamadas 'Niñas de Oro' subir a lo más alto del podio en los Juegos Olímpicos de Atlanta.

A punto de cumplirse 30 años de un hito del deporte español, la alavesa repasa aquellos días de gloria, el duro transito por el que tiene que pasar el deportista una vez que acaba su carrera deportiva y la importancia de estar bien acompañado en dicho proceso. Ahora Tania Lamarca trata de aplicar su experiencia deportiva y a través del coaching busca dar “acompañamiento tanto a personas como a organizaciones para que mejoren y consigan sus objetivos”. 

Este verano se cumplen 28 años ya del oro olímpico conquistado en Atlanta’96. ¡¡Cómo pasa el tiempo!! 

–¡Madre mía! Eso es que cumplo años yo también. Mira el otro día lo pensé. Estaba en una tienda y había una chica que me reconoció porque era de mi quinta y me decía ¡28 años! Parece que no ha pasado tanto y va ya para 30 años.

Han pasado muchos años, pero seguro que lo vivido en esos Juegos es algo que no se olvida. ¿Cómo lo recuerda? 

–A veces tengo la sensación de que tengo dos vidas. La vida de deportista y la de exgimnasta. Dos vidas distintas. Fue algo tan intenso que lo recuerdo tal cual. Cuando te pasa algo tan emocionante, no lo olvidas. Tengo muy presente ese día. El momento en el que subimos al podio y cómo fue todo aquello. ¡Ganar un oro olímpico! También es verdad que éramos unas niñas y no éramos muy conscientes de lo que estábamos ganando.

¿Os sobrepasó ese momento? 

–Es verdad que la gimnasia hoy en día es mucho más profesional y nosotras éramos muy niñas. Era un sueño que teníamos, que lo habíamos cumplido, que habíamos conseguido un oro olímpico, pero no teníamos conciencia de la repercusión que tenía esa medalla, que en aquel momento era la primera medalla de oro para nuestro deporte.

Además, no había como hoy en día redes sociales y desconocían el revuelo que aquí se montó... 

–Eso es. Nos enteramos justo después. Dijimos... ‘ostra hemos hecho algo importante’.

Tania Lamarca, durante su entrevista con DNA. Alex Larretxi

Sentirse deportista

¿Qué momento es el que más le emocionó y el que con más cariño rememora? 

–A nivel deportivo cuando nos cuelgan la medalla. Pero si tuviera que elegir uno sería la vuelta al estadio olímpico. La ceremonia de inauguración. Cuando di la vuelta al estadio olímpico, llamé a mi casa y les dije que con eso ya me merecía la pena. En ese momento me sentí deportista. Venimos de un deporte minoritario y de repente verte en un estadio olímpico con deportistas que yo veía por televisión, que los admiraba, los jugadores de baloncesto, Fermín Cacho, Martín Fiz... fue algo inolvidable.

Poder vivir una experiencia así encima con dos compañeras y amigas de su ciudad como fueron Estíbaliz Martínez y Lorena Guréndez, ¿convirtió esa medalla aún en más especial si cabe? 

–Sí. Siempre tenías ahí un apoyo. Al llegar a Atlanta, éramos tres de la misma ciudad, que no es nada fácil. Y que tres personas de una misma ciudad en un mismo equipo consigan una medalla de oro es un hito que no se ha vuelto a repetir. 

“En Vitoria, todo era Alavés, Baskonia, Fiz o Juanito; pese a haber ganado dos mundiales, no estábamos ahí”

Tania Lamarca - Exgimnasta alavesa

Y después llegó el recibimiento en su ciudad. ¿Lo esperaban? ¿Qué les pareció? 

–No lo esperaba y fue de lo más bonito que he vivido en mi carrera deportiva. Es sentirte querida por los tuyos, algo que para mí vale muchísimo. 

💥 El deporte va mucho más allá de los entrenamientos, las competiciones y los resultados... y la CAMPEONA OLÍMPICA con ...

Posted by Comité Olímpico Español (COE) on Saturday, June 6, 2020

¿Por qué les sorprendió tanto? 

–Veníamos de un deporte minoritario y en Vitoria todo era Baskonia, Alavés, Martín Fiz y Juanito. Y nosotras ya habíamos sido dos veces campeonas del mundo, que dices... ‘jo hemos conseguido algo importante y no estás ahí’. Tuvimos que ganar un oro en los Juegos para tener ese reconocimiento. Y sí, lo agradecí un montón. 

¿Cómo lo vivió? 

–¡Ese recibimiento en fiestas...! Yo aluciné. Era una niña y para mí ver la Plaza de la Virgen Blanca llena para recibirnos fue algo muy bonita. Ver todo ese apoyo y sentirme deportista como el resto fue una pasada y lo recuerdo con mucho cariño.

“La etapa post-deportiva es muy complicada y a mí me costó iniciar una nueva vida sin gimnasia; necesité ayuda”

Tania Lamarca - Exgimnasta alavesa

Dice que se sintió deportista por las muestras de cariño. ¿No lo sentía antes, durante el duro trabajo previo, la competición o los premios...? 

–Nuestro deporte no era tan mediático. Volvimos de ser campeonas del mundo y no tuvimos ese apoyo de los medios. 

Tania Lamarca posa en la entrada del BAKH Alex Larretxi

¿Al menos tendrían un recibimiento institucional? 

–Igual solo nuestros padres. No teníamos la repercusión de otros deportes, pero en el momento en el que vas a unos Juegos, todo se iguala. Da igual ser de un deporte que genere dinero o no, que le sigan más medios de comunicación o no. Allí todos luchamos por lo mismo y vale lo mismo la medalla del de fútbol, de Fermín Cacho que la tuya. Y el igualarte a todos los deportistas te hace sentirte como el resto.

Sin embargo, el tiempo pasa, la vida sigue y hay que afrontar otra nueva etapa. ¿Costó el cambio? 

–Mucho. De hecho es algo en lo que seguimos trabajando y ahora estoy ayudando en ello a otros deportistas. La etapa post-deportiva es muy complicada en cualquier deporte. Y a mí afrontar una nueva vida sin gimnasia me costó. Necesité ayuda.

“Hay que preparar la retirada mucho antes de que llegue porque, si no, es cuando llega el bajón”

Tania Lamarca - Exgimnasta alavesa

En otros deportes con una carrera corta daría para vivir de las rentas sin necesidad de tanto brillo, pero en su caso, ¿de una medalla olímpica no se vive?  

–No, y más hace tantos años. Ahora hay redes sociales y es tan mediático todo que incluso aunque vengas de un deporte minoritario, ganar una medalla de oro tiene mucha más repercusión y te da más patrocinio, publicidad... Genera muchas más cosas. Entonces no. No da para vivir de una medalla olímpica ni por asomo. 

Tania Lamarca posa ante la piscina cubierta del BAKH, donde acude a entrenar Alex Larretxi

Siendo su disciplina, la gimnasia rítmica, tan exigente, ¿ve injusto este agravio comparativo que se produce con otras modalidades deportivas en las que haciendo menos puedan ganar más?

–Cuando era más pequeña sí que tenía ese sentimiento y pensaba que no era justo, pero con el paso de los años siempre lucho por que todos los deportes tengan la misma visibilidad. Pero es verdad que no tenemos la misma visibilidad y no se genera lo mismo. Es una rueda, aunque sí que me gustaría que todos se valoraran por igual, ya que todos tienen su esfuerzo y su sacrificio. Sí que es verdad que el nuestro especialmente requiere de muchas horas, aislarte de la vida real... A ver yo pediría que se nos tratara a todos por igual, consiguiendo lo mismo. 

¿Cómo se puede preparar mentalmente un deportista para el cambio tan radical que debe afrontar una vez que concluye su carrera deportiva? 

–Es algo en lo que todavía tenemos que trabajar y mira que esto pasó hace casi 30 años. Es una pata que aún está cojeando. Hay que estar al lado del deportista durante su etapa deportiva y preparar la retirada mucho antes de que llegue. El deportista cuando se retira, si no lo ha preparado, es cuando le viene el bajón y ¿el qué hago con mi vida?

“De un día para otro te despiden y me sentí mal; entonces te dices, ¿ahora qué hago con mi vida?”

¿Qué tal le fue en su caso? 

–Yo tuve suerte porque al final lo pasé con 18 años y a esa edad tienes toda la vida por delante. Pero un deportista que se retira con treinta y tantos o cuarenta dice ‘¿y ahora qué hago?’ Te aislan un poco y es como si te despidieran de tu trabajo y no puedes dedicarte a lo que te has dedicado toda tu vida. Es un momento de vértigo y de vacío.

La sensación de abandono

En una entrevista reconoció que “solo se preocupaban de que ganara medallas. Cuando dejé de ganar, sentí el abandono”. ¿Lo vivió así?

–Claro, el deportista siente eso. Es algo en lo que hay que trabajar. Tienes que tener unas relaciones muy sólidas de amigos, familia para que no te pierdas del todo, ya que esa gente que te acompaña cuando ganas medallas desaparece. 

En su caso, además, tras el éxito olímpico la expulsaron del equipo con tan solo 18 años por no dar con el peso ideal. ¿Cómo vive una adolescente un trago así?

–Mal. Lo que sentí es que de un día para otro te despiden y después no puedes tener contacto con nadie de tu empresa y que tampoco te puedes dedicar a eso mismo. Y te dices, ¿y ahora qué hago con mi vida? Y, ¿por qué me pasa esto si he conseguido todo lo que he conseguido en el deporte? Si he dado una medalla olímpica, si soy campeona del mundo... Y de repente me expulsan del equipo nacional de un día para otro y tienes que asimilarlo y como todo en esta vida, que esto es lo que me ha enseñado a mí el coaching, lo importante es aceptar lo que viene. No dependía de mí, dependía de una decisión técnica, pero no queda otra que aceptarlo. Necesité ayuda y fue clave tener cerca a mi gente, mi familia y mis amigos para conseguir que no me cayera. Hay que aprender a continuar con lo que ha pasado.

En cuanto a la fama, ¿es algo que incomoda en su momento, pero que igual también es difícil no vivir sin ella y caer en el olvido?

–Es el trabajo de los egos y el ego en los deportistas hay que trabajarlo mucho. Yo no he vivido la fama como la pueda sentir un deportista importante hoy en día. No sentí ni mucha fama al principio o caer en el olvido del todo después, ya que como no era una persona súper reconocida no pasé por ello. De hecho, cuando me siguen reconociendo hoy en día me hace ilusión y lo agradezco. 

De todos modos, hoy en día aún se las recuerda ya que ‘las niñas de oro’ siguen muy presentes. ¿Qué le parece ese recuerdo que tienen de ustedes?

–Es verdad. No tengo la sensación de olvido y sí que se acuerdan de nosotras tres y he sentido siempre el cariño de la ciudad. Éramos muy niñas y generamos un cariño en la propia ciudad y a día de hoy cuando alguien te recuerda lo hace con cariño y yo siento ese cariño. No siento olvido.

Y, ¿qué siente cuando una gimnasta brillante como la alavesa Salma Solaun las tenga como un punto de referencia y quiera emularlas algún día?

–Espero que lo haga. Espero. Salma desde que es pequeñita sabe quiénes eran las campeonas olímpicas, nos conocía, la conozco a ella y a Teresa Gorospe, y cuando de repente ves a una niña que te ha seguido y la ves ahí que va a ir a los Juegos de París y ojalá consiga una medalla, para mí es un orgullo. Es un regalo. Ser una referencia para una persona y que se motive por lo que tu has hecho, para mí es un regalo.