Una vida ligada al bádminton. Siempre con la raqueta y un volante en la mano. Dina Abouzeid ya empezó a practicarlo en su Zaragoza natal, posteriormente en Jordania y ahora en Vitoria, ciudad a la que llegó por amor hace 16 años y en la que se ha convertido en todo un referente.
De hecho, en 2020 justo superados los 40, esta jugadora y, a la vez, entrenadora consiguió proclamarse campeona de España máster.
Ahora con 42, esta admiradora de Carolina Marín trabaja para que la segunda edición del Spanish Parabádminton International sea todo un éxito.
En 2022 fueron 140 los deportistas inscritos y este año más de 300. ¿Qué le dice este hecho?
–Es un dato muy importante. Ha habido alguna baja y finalmente serán 292, pero es una cifra a tener en cuenta. Lo que me dice es que el año pasado lo hicimos bien y por eso los mismos han repetido y gracias al boca a boca han venido el doble.
Nunca antes un evento de la Federación Mundial de Bádminton había registrado tal número de inscripciones y Vitoria será el primero en hacerlo. ¿Pesa la responsabilidad?
– Es un récord histórico, ya que hasta ahora jamás se había alcanzado una inscripción así en un evento de parabádminton. Pesa muchísimo. Es súper complicado mover a tanta gente. Para un club tan pequeño como el nuestro es difícil de organizar.
"292 participantes es un récord histórico, ya que hasta ahora jamás se había alcanzado una inscripción así en un evento de parabádminton"
¿Cuál es la clave para crecer?
–También hay que tener en cuenta que este campeonato es el primero puntuable para el ránking de los Juegos Paralímpicos de París. Creo que si no hubiera sido así, la inscripción no habría sido tan alta. Ahora todos los buenos jugadores están aquí para coger puntos y poder clasificarse para los juegos de París.
¿Este aumento de participantes ha obligado a trabajar más para que el torneo sea un éxito?
–Pues yo me estoy consumiendo. Es una pasada. El estrés que llevo es increíble. Yo nunca me estreso, al revés, soy muy tranquila y la gente que me conoce dice ‘Dina estás reventada’. No duermo, tengo ojeras... El trabajo se ha triplicado, incluso diría que es hasta diez veces más.
"El estrés que llevo es increíble. Nunca me estreso, al revés, soy muy tranquila y la gente que me conoce dice ‘Dina estás reventada’. No duermo, tengo ojeras..."
¿Ha cambiado mucho la preparación del mismo?
–Sobre todo, la organización de los hoteles. El año pasado, al tener a toda la gente ubicada en dos hoteles, era mucho más fácil que este año, que están en cinco. Además, con los carnavales de por medio se ha complicado todo. El domingo con la cabalgata tenemos deportistas con movilidad reducida o en silla de ruedas, pues tener que pararles en una zona para que vayan a su hotel andando o a rueda, eso ha sido una locura. Decían ‘¡Mira qué hay fines de semana al año y tiene que ser el de Carnavales!’.
¿Cómo está saliendo todo?
–Estoy contenta. Acaban de hacer un sondeo por la grada con los participantes y están todos encantados. Todos dicen lo bonito que está el pabellón, les gusta la organización, los árbitros, los jueces de línea...
Entre los participantes figuran campeones olímpicos y mundiales. ¿Cómo ve el nivel de este Spanish Parabádminton International?
–Está la élite. Lo mejor de lo mejor y a partir del jueves vamos a alucionar en colores porque están los diez mejores del ránking de todas las categorías.
Al estar todos los jugadores situados en el ‘top 10’ del ránking mundial en sus diferentes categorías, se esperan partidos espectaculares.
–Ya los ha habido en la fase de grupos. Todos los días los hay, no solo en las rondas más avanzadas.
Además, esta será la primera cita puntuable para los Juegos paralímpicos de París 2024 ¿Qué supone eso para un torneo como el de Vitoria?
–El objetivo es poner el listón alto para que los que vengan por detrás lo hagan mejor. Lo que queremos es que esto crezca, que se nos vea y dejar claro que esto es algo profesional.
¿Podremos ver a algún jugador local aspirar a una de esas plazas olímpicas o está muy complicado?
–En los próximos Juegos está complicado, pero esperemos que en un futuro sea así. Tenemos jugadores jóvenes muy buenos. Solo necesitan más experiencia, pero llegará.
En 2024 no, 2028 tal vez, pero en 2032 quizá ya sí...
–Bueno, esperemos que en 2028 tengamos alguna sorpresa y podamos ver a algún jugador alavés de parabádminton en unos Juegos.
“Si no es por mi socio Roberto Galdós, yo no estaría aquí ahora; me ha cambiado la vida porque pensaba que esto me venía grande”
De la mano de Zuzenak, ahondó en el bádminton adaptado hasta ser una de las técnicas de la Federación Española y también guía los pasos de jugadores. ¿Cómo lo valora?
–Esto es mi vida. Yo nunca me esperaba estar aquí. Fue conocer a Roberto Galdós, jugador de silla y que ahora mismo es mi socio, y si no es por él ahora mismo yo no estaría aquí. Me ha cambiado la vida. Nunca me habría imaginado que podría organizar un torneo internacional y de este nivel. Pensaba que me venía grande y ayer viene mi hija y me dice, ‘jo mami estoy orgullosa de tí y se echa a llorar’. Esas cosas te emocionan.
¿Es un orgullo trabajar para ayudar a crecer al bádminton inclusivo?
–Por supuesto. Vivo por y para el parabádminton. Para el bádminton también porque tengo un club, pero a mí esto me encanta y da muchísimas más satisfacciones. Hay muchas historias por ahí detrás que dejan claro que nosotros nos quejamos de vicio.
Además, en 2017 fundó el club Just Badminton ¿Cómo surgió la idea?
–Fue gracias a una deportista que tenía 10 años, Ane Baigorri. Siempre la mencionaré. Es jugadora de fútbol hoy en día en el Athletic. Es de esas niñas que se le dan bien todo, pero le gusta el fútbol. El bádminton también, pero le pesa más el fútbol. Yo daba clases en los centros cívicos y veía que necesitaba un equipo de su edad y empecé con ella, creé el club y el año pasado, con 13 añitos, la tenía de segunda entrenadora. Es una crack. Gracias a ella estoy aquí.
Hablando de éxitos, en su caso ya demostró hace un par de años que se le da bien y consiguió el título máster. ¿Cómo lo recuerda?
–Fui campeona hace dos años y este he sido segunda. Al final, he jugado desde los nueve años y esto es mi día a día. Yo no siento que estoy trabajando. Al revés, siento que soy una afortunada por poder vivir del bádminton. Muchos de mis compañeros no lo pueden decir y tienen sus otros trabajos. l