uy jóvenes pero sobradamente preparados. Algo infrecuente e impensable apenas unos años atrás, cuando quienes acababan el año al frente de las clasificaciones eran siempre gente más hecha, de más años, con más experiencia y recorrido.

Este año no. 2021 marcará, sin duda, un antes y un después en el pádel alavés. A lo largo de la temporada los chavales y chavalas del futuro se han encaramado con asiduidad a los puestos de honor en cada una de las pruebas en las que han tomado parte. Sus éxitos y triunfos los han refrendado luego en torneos nacionales e internacionales, formando parte de las selecciones autonómicas y estatales, donde sin desentonar, han defendido el pendón de nuestro pádel para nuestro orgullo y su satisfacción plena.

Jóvenes, aunque sobradamente preparados, son Amaia Arteta y Alex Garayo, nuestros protagonistas, dos chavales que han dominado la clasificación de los principales jugadores de pádel en Álava. Dos artistas. Dos ejemplares que sirven de ejemplo por cualidades y trabajo. Amaia y Alex son los números 1 del ranking femenino y masculino. La referencia y referentes. Y no están solos. Por detrás de Alex vienen Eneko Arija, Álvaro Rodríguez, Adrián Crespo y Unai Pérez. Tras Amaia, Maider Ruiz de Azua, Lucía Cañas, Diana Santos y Leire Martínez de Iturrate. Los de más edad son muy jóvenes aún. Entre los diez, la sangre joven es un rasgo predominante. Desde ese punto de vista el futuro del pádel alavés parece asegurado.

Alejandro y Amaia son la punta de lanza. Menores de edad que se encuentran en la cima de un deporte que, no hace mucho, dominaban treintañeros con pie y medio en categoría de veteranos; hago aquí breve pausa para reconocer el mérito del líder del ranking de la venerable gente y rendir homenaje a Javier Aguado, el macho alfa de entre los “sienes plateadas”, y al joven Andrés Poza cuyo currículum irá mejorando conforme pasen los años.

Amaia Arteta es todavía cadete de primer año, como Maider; “Lucía Cañas tiene una velita más”, descubre García- Ariño, que se encarga de guiar la marcha de la primera. “Así, a bote pronto, el futuro lo tenemos asegurado con todas ellas”. Amaia es una jugadora de técnica depurada cuyos movimientos en cancha “mejoran cada día”, dice su entrenador, “al compartir pádel y baloncesto”. La chavala es menos tímida que serena, algo callada, “con un control emocional esencial en un deporte como el nuestro”. Por último, apunta Ariño, “ha asumido unos hábitos alimenticios que ya quisieran muchos deportistas profesionales”. Una deportista en mayúsculas y ancho margen para crecer en lo táctico.

Alex Garayo lleva el pádel dentro desde crío. El deporte le ha unido a su padre Alejandro más si cabe. Juntos han ido modelando deporte y vida y han aprovechado ésta doblemente. Sin embargo, ha sido Richar Martínez quien ha dirigido la parcela deportiva del joven, “que maneja de manera extraordinaria el centro de atención dentro de la cancha”. Quizá por eso, “y por su humildad”, refrenda Martínez, “puede llegar donde se lo proponga”. Hay tres aspectos que destacan sobre el todos los demás en cuanto pisa la cancha: la capacidad ofensiva, la anticipación y “una evidente habilidad para jugar a esto”. Junto a su entrenador trata de mejorar la parte defensiva del juego sin perder competitividad, “o quizá a consecuencia de ella”. También es un chaval humilde y “muy leal con los suyos”.

Amaia y Alex, Alejandro Garayo y Amaia Arteta son unos Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados. Dos de la extensa colección que en la actualidad disfruta el pádel alavés. Solo dos, pero qué dos. Y hay otros. Los JASP’s.