El reto no está siendo fácil porque el cierre del Principal para acometer su reforma no solo significa quedarse sin el escenario de referencia para la capital alavesa, no solo se traduce en la reducción de los aforos de manera significativa, no solo implica tener que programar desde la limitación que supone no contar con las mismas instalaciones y posibilidades espaciales y técnicas. Este paréntesis en el que se encuentra la Red de Teatros es, ante todo, un desafío para quienes trabajan cada día para hacer que la escena siga viva y, también, para quienes quieren ejercer su papel de público. El próximo 9 de agosto se cumplirá un año desde la realización de la última función en el centenario edificio de la calle San Prudencio y, por ahora, y aunque siempre hay cosas que mejorar, la sensación de satisfacción parece ganar enteros.
Es evidente que los números totales de asistencia a las programaciones son hoy mucho menores. Establecer comparaciones sería hacerse trampas al solitario. Cabe recordar que el aforo del Principal estaba en 984 butacas –bueno, eran algunas más pero no se ponían todas a la venta por problemas de visibilidad de algunas de ellas– y el del Félix Petite –llamado a ser el teatro que más soporta las consecuencias del cierre– es de 300 localidades.
La respuesta
Así que es necesario mirar a los datos de ocupación media para hacerse una idea real de cómo está respondiendo la ciudadanía en estos primeros meses. Por supuesto, todavía queda por conocer qué pasará con la temporada de primavera que se está desarrollando ahora y con la programación de La Blanca para tener el cómputo total de un año, pero lo cierto es que hasta ahora, los datos hablan por sí mismos.

En la cuadragésimo novena edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz, el dato de ocupación media llegó al 91%, con un total de 13 espectáculos dejando la taquilla sin entradas. El certamen se vivió en fechas y circunstancias nada habituales, cambios obligados por el contexto, pero aún así, los espectadores y las espectadoras respondieron. Tampoco fue por el camino acostumbrado la campaña navideña, pero aún así se llegó al 92% de ocupación media.
Lo más reciente ha sido lo vivido en la temporada de invierno, en la que se han ofrecido 36 espectáculos, colgando 14 veces el cartel de completo en el Félix Petite. También el Jesús Ibáñez de Matauco (centro cívico Hegoalde), el Federico García Lorca (Lakua) y el Beñat Etxepare (Iparralde) tuvieron sus llenos con propuestas como la de Miñan, en euskera, y la particular propuesta Bautismo.
Hay un ciclo, además, al que un año más le ha dado igual si el Principal está abierto o cerrado. El cartel de Flamenco del siglo XXI ha vuelto a llenar las tablas de Hegoalde en todas sus citas. Con todo ello, la programación invernal se saldó con un 85% de ocupación media. Así, las cosas, la concejala de Cultura, Sonia Díaz de Corcuera, apunta que “todo esfuerzo tiene su recompensa y en este caso son los buenos datos de asistencia que estamos recogiendo”.
Tanto la llegada de la Banda Municipal al Europa como de Euskadiko Orkestra al Jesús Guridi están colgando el cartel de ‘completo’
En parecidos términos se expresan desde la Red municipal de Teatros de la capital alavesa, dirigida por Marta Monfort: “ha sido un gran esfuerzo y un cambio importante, pero pensamos que las artes escénicas siguen gozando de buena salud en la ciudad. El público está satisfecho y no se pierde las citas teatrales o de danza. Seguiremos trabajando por la excelencia escénica y por garantizar el derecho a la cultura de toda la ciudadanía”.
Mejoras
A cada paso que se da, de todas formas, se aprende. En eso está también el Consistorio, sabedor que todavía queda bastante para llegar a 2027 y al final de las obras en el Principal. Este paréntesis se está notando en muchas cosas. Por ejemplo, en las mejoras que se han tenido que hacer en el Félix Petite con la construcción de nuevos equipamientos temporales.
“Quiero destacar y reconocer el esfuerzo que está haciendo todo el equipo de la Red Municipal de Teatros ante una situación singular, el esfuerzo informativo que se ha hecho para mantener a la ciudadanía informada, y el esfuerzo por ofrecer una versión mejor de nuestra Red de Teatros con la inversión en los nuevos camerinos y almacén del Félix Petite”, describe Díaz de Corcuera. Esos nuevos recursos, como dicen desde la parte técnica, hacen posible “acoger compañías de grandes elencos y cuerpos de baile, musicales, rock; lo cual nos permite traer prácticamente las mismas compañías que visitaban el Principal”.
Con todo, el estar lejos de la calle San Prudencio se ha traducido también en otros cambios, para los trabajadores de la Red y también para el público. Uno de los más palpables para la ciudadanía es la colocación de las taquillas físicas en la Oficina de Turismo. Pero no hay que pasar por alto lo que está suponiendo para agrupaciones como Euskadiko Orkestra y la Banda Municipal de Música de Vitoria, que han tenido que desplazar sus temporadas de abonos a otros escenarios.
En el caso de la orquesta, la elección ha sido el Conservatorio Jesús Guridi, donde es imposible vender ni una sola entrada. Solo con los abonados de la agrupación está todo el aforo cubierto e incluso se queda corto para ello. En cuanto a la Banda, el Palacio de Congresos Europa –donde también va a llevar el Festival de Jazz sus actuaciones del Principal– ha tomado el testigo. Y lo está haciendo con el mismo resultado, es decir, con un lleno tras otro.
“Hemos cumplido el compromiso de mantener la calidad de la programación en el marco de lo que supone la incomodidad del cierre del Principal. Se ha demostrado que tenemos un público maduro, que ha entendido la situación, que confía en el Ayuntamiento y que sabe que tras la obra, se les devolverá un Principal más moderno, seguro, innovador y accesible. Por ello, ha respondido y ha mantenido el teatro en Vitoria-Gasteiz no solo vivo, sino gozando de una muy buena salud”, subraya Díaz de Corcuera.
Excavación y estructura
En lo que se refiere al Principal, en estos momentos, se sigue en la fase de excavación y estructura, una etapa fundamental que arrancó el pasado mes de marzo y que se estima que va a seguir hasta diciembre. Toca quitar, por decirlo de manera sencilla, para dejar el cuerpo en el esqueleto y, a partir de ahí, adentrarse en otro momento de esta importante actuación.
La UTE conformada por las empresas Tecsa y Ocisa es la responsable de llevar a cabo todo este camino. En principio, el plazo de ejecución de las obras es de 30 meses, unos trabajos que están presupuestados en 11.657.190,76 euros. Como explican desde el Ayuntamiento de Vitoria, las actuaciones previstas servirán “para alumbrar un teatro adecuado a la normativa en materia de confort y accesibilidad. El edificio renovará su hall de entrada, tendrá una mayor separación entre butacas, contará con un escenario con hasta cuatro configuraciones y un foso para músicos ampliado, mejorará su envolvente térmica, elevará su torre escénica y mejorará sus camerinos”. Al mismo tiempo, “el equipamiento de la calle San Prudencio estrenará una sala multiusos en las actuales oficinas, que se trasladarán a un local anexo, y transformará el ambigú en sala de prensa y de eventos. También se instalarán nuevos sistemas de ventilación y renovación de aire”.