Duración: 51:48 minutos de juego.

Saques: 5 de Bengoetxea VI (tantos 2, 9, 18, 19 y 22).

Faltas de saque: 1 de Bengoetxea VI y 1 de Zubizarreta III.

Pelotazos: 222 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 11 de Bengoetxea VI y 8 de Zubizarreta III.

Errores: 5 de Bengoetxea VI y 4 de Zubizarreta III.

Marcador: 1-0, 2-0, 2-2, 3-2, 3-3, 4-3, 4-4, 4-6, 5-6, 5-8, 7-8, 7-9, 8-9, 8-11, 11-11, 14-11, 14-14, 19-14, 19-15 y 22-15.

Botilleros: Ejercieron de botilleros Arkaitz Bengoetxea (con su hermano Oinatz) y Rafael Zubizarreta (con su hijo Iraitz).

Incidencias: Partido correspondiente a los octavos de final -rama de Baiko Pilota- del Campeonato de del Cuatro y Medio de San Fermín disputado en el frontón Olazar de Zaldibar a puerta cerrada.

- Tres txapelas del Cuatro y Medio de San Fermín (2011, 2012 y 2019) decoran el palmarés de Oinatz Bengoetxea, un campeón de talla histórica. Su nombre quedará tatuado en el pellejo de la pelota a mano profesional para siempre. En un currículo de casi 19 años en el campo profesional, el leitzarra se las ha visto de todos los colores. Pero siempre guarda una bala en la recámara. Siempre hay un plan. Oinatz es un delantero de raza, forjado entre la plaza y el frontón. Oinatz es un manista integral, alegre hasta el tuétano. Oinatz tiene el peligro de la experiencia y el estilete del talento. Iraitz Zubizarreta lo pagó. El ataundarra, que apenas lleva un año en el campo profesional, asoma como un tipo arrebatado y sin miedo al cuerpo a cuerpo en las lizas individuales, pero ante el navarro no sirve la intención.

El guipuzcoano comenzó manejando distancias y perdió pie a mitad de tajo en la eliminatoria disputada ayer en el frontón de Zaldibar. Bengoetxea VI exploró la jaula con una segunda mitad casi impoluta, en la que buscó cargas de profundidad para abrir huecos. Acertó. Después de anotarse varios fallos en la primera decena y permitir una ligera brecha a Zubizarreta III, el leitzarra recuperó la confianza y retomó el rumbo en una modalidad en la que se encuentra cómodo. Buscó las líneas y percutió en el ancho. Bordó el guión. Iraitz -que ya había encajado dos saques en los primeros diez tantos- naufragó entonces. Oinatz remontó con tino en dos tacadas imponentes que cambiaron el signo de la eliminatoria. El ataundarra sufrió en el resto y el navarro movió el cuero, evitando que su rival se encontrara cómodo cerca del frontis.