- Borja Arnedillo se considera a sus 35 años “un afortunado” por ganarse la vida con el balonmano, uno de los deportes más golpeados por la crisis en los últimos tiempos, que vivió en su día la desaparición de un gigante como el Ciudad Real y, salvo en contadas excepciones, huérfano de la repercusión mediática de otros. El vitoriano vive por y para una modalidad en la que todavía tiene muchos capítulos que escribir de aquí en delante. De hecho, su principal experiencia como jefe de un banquillo tuvo lugar en el Gure Auzune de su ciudad natal. En estos últimos lustros, al margen de integrar el cuerpo técnico de la Federación Española para diferentes eventos, se ha especializado mucho más a la hora de coordinar la cantera de clubes en los que ha dejado un grato sabor de boca (Ademar León, Balonmano Zamora y Benidorm).

“Yo he entrenado a equipos senior, de Primera Nacional y gente semiprofesional, pero si digo la verdad me llena mucho más el trabajo con chicos de 15 años en el que tú ves que, además de entrenador, eres una especie de educador”, confiesa Arnedillo, para quien “hay una parte más difícil como la gestión de vestuario en la que debes hacer bien las cosas para que la gente esté contenta”.

Recientemente participó en una concentración de la Federación en Sierra Nevada, en la que se dio cita la joven promesa gasteiztarra Bingen Beraiz y una vez más se sintió reconfortado por ayudar a su paulatino crecimiento como jugadores. “Ahora no podríamos ver a Maqueda o Sarmiento si no es por clubes como el Gure Auzune o el Corazonistas que con toda la ilusión del mundo y sin muchos recursos económicos ni un gran entorno para promocionar el balonmano, tienen mucha gente que pelea a diario por hacer bien las cosas. Es un milagro que en Vitoria aparezca un Martín Santano o un Bingen Beraiz”, desvela.

Por último, se entristece por la deriva padecida por un deporte como el balonmano que sigue brindando alegrías al país. “Ahora no es posible vivir bien de él. Hace años todos los jóvenes querían jugar en el Barça, el Portland, el Ademar o el Ciudad Real, pero ahora la Asobal es su tercera opción y prefieren Alemania o Francia”, explica Borja.