- Javier Clemente (Barakaldo, 2-III-1950) no es amante de los bolos, ni de los fuegos artificiales en el mundo del fútbol. Por eso tiene claro que el partido de mañana ante Costa Rica en Ipurua, sin público en las gradas para su lamento, debe parecerse lo máximo posible a una cita oficial, por lo que ni siquiera asegura que vaya a realizar los seis cambios permitidos durante los 90 minutos de un encuentro en el que espera vencer a un rival con experiencia en Mundiales. Con la esperanza, no obstante, de poder tener enfrente también a rivales de primera talla mundial, el de Barakaldo clama por la oficialidad y pone en valor el ADN futbolístico vasco.
Está a las puertas de su segundo partido al frente de la Euskal Selekzioa. ¿Cómo lo encara?
—Creo que es un partido bonito y lo afronto con ganas y optimismo. Espero que el equipo dé un rendimiento alto contra una selección que está muy junta desde hace mucho tiempo al ir a los Mundiales. Será una buena piedra de toque para los jugadores y eso es bueno para los futbolistas.
El contexto no es el ideal por culpa de la pandemia.
—No, el momento actual del fútbol no es el más atractivo para los aficionados, pero los futbolistas tienen que jugar y hacer bien su trabajo, si bien hacerlo sin el apoyo y sin el calor del público es algo más feo. Yo tengo experiencia de dirigir partidos a puerta cerrada con Libia como local y se hace todo extraño.
Aun así, ver en acción a la tricolor siempre es un motivo de satisfacción. Y más en fechas FIFA.
—La selección solo puede jugar en ventanas FIFA, porque si no, la liga no para. Lo que pretendemos es que a menos tardar se logre la oficialidad. Es el objetivo que tenemos para tener algún día una selección que pueda jugar un Mundial o una Eurocopa.
¿Le apena no poder contar con jugadores como Javi Martínez y Fernando Llorente?
—Sí, me ha dado pena. Me hubiera gustado que vinieran, porque cuanto más jugadores y de nivel podamos tener, mucho mejor. No han podido al no dejarles sus clubes y los que están se convierten en los mejores para el partido. Que haya una serie de bajas no tiene que conllevar dar menos mérito a los chavales que vienen, porque en la selección de un país pueden entrar 60 o 70 jugadores al cabo de un año y, por tanto, todos los que van a estar este lunes forman parte de la élite del fútbol vasco.
También se han caído otros futbolistas después de que en su debut contra Panamá tuviera que recurrir a media docena de jugadores de Segunda División B. ¿Pensaba que iba a ser tan difícil armar las convocatorias?
—Sí, eso lo imaginaba desde el principio. Nuestro interés es hacer una selección potente y hacemos la mejor que podemos.
El último en perderse la cita al tener que permanecer aislado por el positivo de Jokin Ezkieta ha sido Dani García, además de los realistas Zubeldia y Zaldua.
—Sí, pero no llamaremos a nadie más. Estamos los suficientes al haber hecho una convocatoria amplia por este tipo de situaciones.
¿Está satisfecho con el compromiso de los jugadores?
—De momento tienen buen compromiso, aunque en cualquier momento puedes tener cualquier baja por el coronavirus o por la cantidad de partidos que hay al dar pie a más lesiones y molestias.
¿En qué grado ve ilusión en torno a la selección?
—Es un sentimiento muy personal, pero yo el fútbol vasco lo vivo a tope. Para mí es el más brillante y el que más me gusta.
A nivel deportivo, ¿cuál es el reto a corto y medio plazo?
—Jugar más partidos y que llegue la oficialidad. Estos encuentros de ahora, sin ser oficiales, sirven para que se vea en el exterior el nivel que tiene el fútbol vasco y que haya más selecciones que tengan la curiosidad de querer jugar contra nosotros.
Ya ha dejado claro otras veces que le gustaría enfrentarse a países como Alemania, Inglaterra, Francia o España.
—Claro, sería muy importante. No solo desde el punto de vista deportivo de nuestra selección, sino porque ir a ciertos países a jugar favorecería el auge de Euskadi a nivel comercial e industrial. Por eso la oficialidad es importante también, por lo que supondría recibir aquí a Alemania en un torneo oficial, por ejemplo, y que te vengan 10.000 alemanes a Bilbao.
Mientras no llegue la oficialidad, sin embargo, no es sencillo atraer a rivales de primera talla mundial.
—Es complicado. No les gusta jugar contra selecciones no oficiales, porque les puedes ganar. Si pierden contra una selección no oficial, digamos que se les queda un poco cara de tontos. Por eso, al tener nuestra selección mucho nivel, tenemos que intentar que sí quieran jugar contra nosotros.
¿Conseguir la oficialidad lo ve más o menos viable que hace un puñado de años?
—No lo veo más, ni menos viable. Es un tema que compete a los políticos y son ellos y los que están en el gobierno los que tienen que conseguirla. Nosotros solo podemos entrenar y jugar. Lograr la oficialidad son temas burocráticos y todos los que son funcionarios tienen que dar con la llave para ver por dónde podemos conseguirlo.
Respecto al partido de mañana ante Costa Rica, ¿Qué selección quiere que se vea?
—Una que guste al público, que emocione y que la afición se sienta orgullosa del equipo que tenemos. Me gustaría que vieran una selección que da la cara, es valiente y demuestra la calidad del fútbol vasco. En este partido solo se podrán hacer seis cambios y, de hecho, igual resulta que solo hacemos tres o cuatro, por lo que no jugarán todos los jugadores para dar así un poco de seriedad e importancia a lo que es intentar ganar a un rival mundialista.
¿Qué destacaría del rival?
—Jugaron el viernes en Viena contra Catar (1-1), que se está preparando para su Mundial, y han traído fundamentalmente a los jugadores que tienen en Europa al estar preparando ellos la clasificación para el Mundial. Al que más conocemos, obviamente, es a Keylor Navas, aunque otros como Duarte, Borges o Campbell también tienen experiencia aquí en Primera División. Esperamos un rival fuerte, sin lugar a dudas.
Está cerca de cumplir su segundo año como seleccionador de la tricolor. ¿Qué balance hace?
—Pues que me gustaría en vez de jugar un partido al año, poder disputar diez o doce como juega España por estar interviniendo en clasificaciones para Eurocopas y Mundiales.
¿Se ve durante muchos años más en el cargo?
—Los entrenadores nunca sabemos si vamos a estar pocos o muchos años en un cargo, pero ten en cuenta que me estoy haciendo mayor, aunque todavía disfruto muchísimo entrenando y dirigiendo a un equipo. Dentro de cuatro o cinco años no sé si seguiré haciéndolo. En el momento que deje de hacerlo, lo dejaré.
En caso de poder contar actualmente con todos los jugadores, ¿sería una de las selecciones de Euskadi más potentes de la historia o considera que ha habido mejores?
—Es difícil decir, porque ha habido generaciones que han sido muy buenas, pero el fútbol vasco que había en los años 80 creo que ha sido el más fuerte. Entre el Athletic y la Real se ganaron cuatro ligas contra Real Madrid y Barcelona y había ocho jugadores en la selección española en aquella década.
¿Quién cree que debería ser el líder de esta Euskal Selekzioa?
—Nunca me ha gustado decir, ni pensar eso, porque el fundamento de una selección es el conjunto. Habrá épocas o años en los que destaque uno más en las ligas, pero no a nivel de selección, donde si no hay un buen conjunto, mala selección es, aunque tenga alguna estrella.
¿Cómo valora el estado de salud que presenta el fútbol vasco?
—Hay de todo. Una salud impresionante por parte de la Real, con un buen fútbol; bastante buena la campaña de Osasuna, con mucho mérito, mientras que Athletic, Alavés y Eibar han empezado la liga con un poco de nervios. Los tres están mejorando, pero siguen en zonas peligrosas.
"Me habría gustado que vinieran Javi Martínez y Llorente, pero los que están se convierten en los mejores"
"Costa Rica ha traído a los jugadores que tiene repartidos por Europa; esperamos un rival fuerte"
"Yo el fútbol vasco lo vivo a tope; para mí es el más brillante y el que más me gusta"