PHOENIX - Jon Rahm se ha quitado un peso de encima, el de la posibilidad de ser número 1 del mundo, y eso le permitirá llegar más ligero mentalmente al Waste Management Phoenix Open que comienza hoy en el TPC Scottsdale, muy cerca de donde el golfista de Barrika tiene fijada su residencia en Estados Unidos y del campus de Arizona State, donde estudió y creció como jugador. Es, por tanto, una cita ineludible en su calendario en la que jugó por primera vez como aficionado en 2015 y acabó quinto y en la que el año pasado consiguió el decimosexto puesto. Rahm reconoció tras su mal fin de semana en el Farmers Insurance que se le acumularon demasiadas emociones y expectativas a su alrededor para las que no estaba preparado. Hoy saldrá solo con la idea de hacer su mejor golf, sin importar las consecuencias del resultado.
Dustin Johnson, número 1 del mundo, faltará una semana más, pero en cambio están de vuelta en Scottsdale Jordan Spieth, Justin Thomas y Patton Kizzire, actual líder de la FedEx Cup, lo que eleva el nivel. También estará el japonés Hideki Matsuyama, que busca algo que solo ha conseguido Arnold Palmer: ganar en Phoenix tres años seguidos. Jon Rahm compartirá partido los dos primeros días con Xander Schauffele, el mejor debutante del año pasado en el PGA Tour, y con Phil Mickelson, uno de sus mentores en el circuito que lleva de caddie a su hermano Tom, quien ha sido hasta hace poco el agente del vizcaino.
Dos ídolos de Arizona State jugando juntos pueden provocar el éxtasis en uno de los escenarios más peculiares del deporte mundial, ese hoyo 16 de Scottsdale encajonado entre gradas con capacidad para 20.000 espectadores en los que los aficionados, que tienen al alcance de la vista la salida y el green, pueden comportarse como si no estuvieran en un campo de golf. Allí, en un ambiente que le resulta cercano, quiere quitarse Jon Rahm el mal sabor de boca que le quedó tras el fin de semana de San Diego y mantener su buen tono general de este año. - R. Calvo