VITORIA - Antes de los Campos Elíseos, de su pompa y boato, de la liturgia inconfundible de París con su arquitectura palaciega y el festejo propio del 23 de julio, día de cierre del Tour, resplandece el sábado Düsseldorf, punto de ignición de la carrera de las carreras. En la globalizada Grande Boucle, el hexágono se estira y alcanza hasta Alemania, salida de las dos primeras jornadas de la cita nuclear del ciclismo. El Tour se subirá a una rampa para despegar como los cohetes que buscan el cielo desde Cabo Cañaveral con una contrarreloj individual de 14 kilómetros. A París, por tanto, se llega a través de Alemania, check point inicial del Tour, que recibirá a un pasaje vasco compuesto por siete corredores toda vez que ayer se confirmó la presencia de Jonathan Castroviejo e Imanol Erviti, ambos enrolados en el Movistar; el vuelo de Ion Izagirre al comando del Bahrain y el alistamiento de Roman Sicard en el Direct Energie francés. Esos cuatro dorsales se suman a la alineación de Mikel Landa y Mikel Nieve por parte del Sky y a la de Markel Irizar como puntal del Trek. Serán, en definitiva, siete los ciclistas vascos en el pelotón del Tour. Nada queda de la exuberancia de los años de Euskaltel-Euskaltel.
Castroviejo, que estuvo vinculado a aquella cordada, reaparece en el nueve del Movistar después de que el año pasado no pudiera sumar por culpa de una fea caída que padeció en el Algarve. Las secuelas del golpe sufrido impidieron que el algortarra, único representante vizcaino, encolara su talento a la escuadra de Eusebio Unzué. En este curso, Castroviejo, que se proclamó campeón de España contrarreloj el viernes pasado en Soria, arriba a la carrera francesa en plenitud de forma, dispuesto a ser parte del kevlar que blinde a Nairo Quintana, el líder de Movistar. Castroviejo es uno de los hombres de confianza del colombiano y posee ascendente en el equipo. Se presumía uno de los fijos para la escuadra telefónica. La caída que sufrió en Suiza y que le obligó a abandonar, supuso un traspié, pero nada que le impidiera ser partícipe del equipo fetén del Tour. “En Suiza sabía que la condición era buena y así lo demostré el primer día, pero en la caída me golpeé el estómago y eso me impedía digerir bien los alimentos, sobre todo con el calor que hacía. Me tuve que retirar, pero después de parar completamente tres días en casa, en los entrenamientos volví a tener buenas sensaciones y llegaba aquí con el objetivo de ganar mi tercer oro y también de que fuera un buen test de cara al Tour”, comentó el algortarra tras colgarse su tercer oro de la especialidad. Imanol Erviti, otro de los pretorianos de Quintana, también estará en el Tour. El rodador de Iriberri se antoja uno de los imprescindibles para el colombiano para las etapas llanas y rápidas. Erviti actúa como cortavientos para Quintana. Un gregario formidable y corpulento que dispone de un motor de considerable caballaje, necesario para aliviar el rodar de Nairo Quintana en los combates rápidos y a campo abierto que siempre despliega la cartografía de la carrera francesa.
liderazgo de izagirre En la cartografía gala se desplegará la pechera de general de Ion Izagirre. El de Ormaiztegi destaca entre los representante vascos porque acude a la ronda gala con los galones relucientes en la casaca del Bahrain. Flamante fichaje de la escuadra árabe, Izagirre, que en el pasado Tour de Francia fue uno de los alfiles de Quintana, correrá para él tras completar una buena actuación en la prueba de ruta del Campeonato de España, en la que obtuvo la medalla de bronce. Será su aterrizaje como jefe de filas después del ensayo general del Tour de Suiza. Izagirre venció la etapa con final en Morzine en el Tour de 2016, una victoria que otorgó otra dimensión al guipuzcoano. Desde su nuevo estatus, que le sitúa al frente del Bahrain, Izagirre pretende realizar una buena carrera que le sitúe cerca de los mejores. Para ello contará con un equipo a su disposición, una nueva realidad que seduce al de Ormaiztegi, dispuesto para su mayor reto.
El desafío no es menor para Mikel Landa y Mikel Nieve, elegidos para el Everest que persigue Chris Froome: hacer cumbre en el cuarto Tour de Francia. En esa carrera contra la historia, el británico contará con la impagable colaboración de Landa, que alcanza el Tour por expreso deseo de Froome, y Mikel Nieve, un seguro de vida para las etapas de montaña. El de Murgia, probablemente el escalador con más dinamita, y Nieve se antojan innegociables para las etapas de montaña. Landa, que completó un Giro magnífico, victoria en Piancavallo incluida, no contemplaba el Tour, pero Froome lo quería a su lado. El año pasado Landa se enfrentó a la cita con problemas en el psoax que mermaron su potencial. Sin embargo, para la presente edición el de Murgia podrá mostrar su clase sin bridas. Segundo en el estatal contrarreloj y protagonista de la prueba de ruta, Landa, al igual que el resto del Sky, tiene una única misión: ayudar en lo posible a Froome para que este alcance su cuarta corona. Bajo esas coordenadas realizará su trabajo Mikel Nieve. El de Leitza conoce bien la carrera y es otro de los especialistas que cuenta Froome para las cimas. Para otro líder deberá trabajar Markel Irizar en el Trek. El oñatiarra será uno de los escuderos de Contador para las nerviosas y tensas jornadas en el llano. Por su parte, Romain Sicard, en el Direct Energie, tratará de estar presente en las fugas y trastear en la montaña. Es el último hombre del pasaje vasco hacia el Tour.