Primero quiero dar la enhorabuena a Cadel Evans, el constante, el metódico, quien tras dos segundos puestos en el Tour, por fin, a sus 34 años, ha conseguido el sueño de ganar. Y ha sido justo vencedor.

Desde la primera semana, el australiano ha estado delante. Para rematar, ganó una etapa a Alberto Contador. En los Alpes, donde se decidía todo, tanto en el Galibier como en el Alpe d´Huez, fue el más fuerte, entonces, fue quien se cargó todo el trabajo a sus espaldas. Y ya, por último, en la contrarreloj ha estado casi a la altura de Tony Martin. Evans ha sido el más completo. Pero quiero recalcar precisamente esto, porque el australiano, además, lleva una temporada con la Tirreno Adriático y el Tour de Romandía ganados y con una segunda plaza en la Dauphiné, y Andy Schleck, sin embargo, hubiera ganado con un palmarés en blanco en la presente temporada. Por lo que, el ciclismo ha sido justo con quien más ha trabajado y mayores metas se ha fijado. Esto es importante. Y es que si hay tres nombres que destacar en el presente curso son los de Gilbert, Contador y, sobre todo, Evans.

De todos modos, para Andy habrá otra oportunidad. Lleva tres segundos en la carrera francesa, como Poulidor, pero es joven. Con más experiencia será más peligroso.

Sobre Contador, de haber ganado hubiera sido la leche, pero en el ciclismo contemporáneo las diferencias son pocas y con el palizón del Giro... Con todo ha estado muy cerca. Sin el desfallecimiento en el Galibier ahí hubiera andado. Queda claro es que el madrileño, si llega a estar fresco, hubiera descendido la audiencia. No hubiera habido tal emoción. Esto también ha venido bien al ciclismo. El año que viene, salvo que no ocurra nada extraño, volverá a lo más alto del podio del Tour.