Este “es un libro de espías que, al principio, no saben que lo son”, sonríe Katixa Agirre a la hora de hablar de su nueva novela, Barne zerbitzuak (Elkar). De hecho, la escritora gasteiztarra apunta que uno de los leitmotiv fundamentales de esta obra es que “la historia de la Red Álava debería ser una película. Tiene todos los elementos necesarios para ser una gran película de Hollywood con diferentes localizaciones internacionales y protagonizada por unas mujeres que, con mucha humildad, acaban haciendo cosas grandísimas”.

A finales de la pasada década, cuando se cumplieron 75 años del fusilamiento del alavés Luis Álava Sautu –nacido en Murgia–, diferentes iniciativas como la exposición Red Álava. Mujeres invisibles, solidaridad y espionaje 1936-1947 sirvieron para recuperar la memoria de Bittori Etxeberria, Itziar Mugika, Delia Lauroba y Tere Verdes, así como de aquellas otras personas que tomaron parte en una organización que durante la Guerra Civil y la II Guerra Mundial desempeñó un papel más que destacado. “Cuando conocí aquello me llamó mucho la atención por varios motivos, siendo el primero de ellos que hasta entonces no sabía nada de todo aquello”.

“Esta historia tiene todo para ser una gran película de Hollywood protagonizada por unas mujeres que hace cosas grandísimas”

También Agirre se sintió muy intrigada por esas mujeres de las que desconocía todo pero eran las grandes protagonistas, así como por una red que se llamaba Álava y que tuvo en Gasteiz uno de sus epicentros. “Como vitoriana, eso también fue un plus”. Desde estos puntos de partida, empezó a tomar forma y fondo una novela en la que hay una parte de ficción pero, sobre todo, un relato real de un pasado no tan lejano. Este 20 de noviembre solo se han cumplido 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco.

Solidaridad y espionaje

“De una manera totalmente altruista, ellas se lo jugaron todo”, recuerda Agirre en torno a una red que, en un primer momento, nació como una manera de “cuidar” a los gudaris presos. “Ese cuidar se entendía, y se entiende, que es un trabajo puramente femenino” y ahí estaban ellas. Pero en ese ir y venir, también fueron fundamentales para trasladar informaciones entre dentro y fuera de las cárceles. “El Gobierno Vasco estaba en el exilio y el PNV necesitaba mantener el contacto con todos esos gudaris encarcelados, sobre todo porque muchos eran dirigentes políticos”.

Ese servicio de información fue creciendo a lo largo del tiempo, tomando una relevancia todavía mayor, también de cara a potencias extranjeras. “Claramente hablamos de espionaje, aunque ellas, seguramente, nunca lo llamarían así. Ellas simplemente ayudaban a los presos y ayudaban a mover información”. Por eso, sostiene Agirre, “ellas nunca hubieran dicho que fueron heroínas. Ellas simplemente dirían que hicieron lo que tenían que hacer por dos grandes convicciones”.

Katixa Agirre en la presentación de 'Barne zerbitzuak' Ruben Plaza

La primera era su ideología nacionalista. “Creían en un País Vasco libre” y actuaron en consecuencia. La segunda era su fe cristiana. “Tenían un catolicismo muy humanista de ayudar al prójimo”. “Ellas querían ayudar a su patria y al prójimo, así que hicieron lo que hicieron porque así tenía que ser. Ellas seguramente descartarían ser heroínas, pero sí lo fueron porque se lo jugaron todo por ayudar a los demás, no por ellas”.

Así se relata en un libro que ha requerido una gran labor de documentación, para lo que han sido muy valiosos los fondos que se conservan en la Fundación Sabino Arana y la labor realizada por diferentes historiadores. Ahora, de todas formas, todo eso queda atrás y llega el momento del público, de quienes se asomen a las páginas de Barne zerbitzuak.