El programa no se llama 5 Metros Cuadrados por casualidad. Es lo que miden cada uno de los dos espacios de Zas Kultur que María Sáez y Mel Arranz llevan habitando algo más de un mes tras ser seleccionadas para convertir estos dos lugares en sus propios talleres. Eso sí, las creadoras han ido más allá de los límites espaciales de los locales de la plaza San Antón. Han abierto dos ventanas a través de las que abrazarse, tanto en el sentido literal como en el metafórico. Así lo van a poder comprobar también quienes este jueves se acerquen a este punto de la capital alavesa.

En concreto, está previsto que sea a las 19.30 horas cuando se haga una visita a ambos proyectos, siendo el acceso gratuito. Se busca compartir “la foto del momento actual” en el que se encuentran tanto Abrázame fuerte (Sáez) como La exosfera es muy, muy grande (Arranz). No son procesos cerrados puesto que las autoras van a seguir trabajando en estas ideas durante las próximas semanas. De hecho, el 3 de julio se inaugurará una exposición en Zas con sus obras, e incluso entonces, tampoco estará todo cerrado. Ni quiere ni debe.

Contaminación

Aunque ambas propuestas son diferentes en formas y fondos, tanto Arranz como Sáez reconocen que las semanas de encuentro y relación han terminado por contaminar, en lo personal y en lo artístico, el proceso y la vivencia. “Me gustaría pensar que en la propuesta de Mel hay algo mío y que en mi proyecto hay algo suyo”, apunta Sáez.

Parte del proyecto de María Sáez DNA

Esa relación, ese camino de ida y vuelta, se ejemplifica en las dos ventanas que ambas han abierto entre los dos cubículos de cinco metros cuadrados, una forma de encontrarse, hablarse, verse, compartir... a través de dos agujeros que parecen lanzar una mirada de doble sentido. “Al principio pensamos en hacer uno solo pero muy grande para poder abrazarnos”. 

Los proyectos

Más allá de esa estrecha relación y de la contaminación entre ambas, Arranz está llevado a cabo una propuesta que toma como punto de partida una pérdida muy cercana. Él estaba en México, a 9.000 kilómetros, cuando su abuelo falleció. A esa distancia, más o menos, está el límite de la exosfera que aparece en el título de un trabajo que parte de los escritos realizados por la autora en el momento del duelo. Desde ahí, se va construyendo una instalación que trasciende de los límites del espacio aportado por Zas. “Está siendo muy importante contar con este lugar a modo de taller y eso también hay que valorarlo”, remarca Arranz.

Parte del proyecto de Mel Arranz DNA

En lo que corresponde a Sáez, como ella misma explica, su propuesta nace de la necesidad “de un abrazo”, del contacto, de sentir. Los círculos y los colores se convierten aquí, por así decirlo, en herramientas de una reflexión que también apela al pasado, a la memoria y “a lo que nos sostiene”, según describe la autora de Abrázame fuerte. Este es “un abrazo que no se da con los brazos, sino con la insistencia de estar, con esa forma que no se termina, que gira y regresa”. De todo ello y de la propia convivencia que las artistas están protagonizando se va a hablar este jueves en Zas Kultur.