Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) vive con un pie en Nueva York y el otro, en Euskadi. “No he abandonado ninguno de los dos, tengo una vida digamos atlántica, de recorrer el océano de aquí para allá”, confiesa el escritor de Bilbao-New York-Bilbao.

Uribe inició su aventura en Nueva York hace seis años. Se fue con una beca y cuando se acabó se planteó qué iba a hacer, si volver a Euskadi “o quedarnos un rato más. Y decidimos intentar quedarnos, toqué muchas puertas y se abrió la de la Universidad de Columbia, que me dio una beca, allí di un curso de literatura y luego entré a trabajar en la de Nueva York”.

Kirmen Uribe trabaja medio año allí, impartiendo clases en el Máster de Escritura Creativa, “y otro medio año me dedico a escribir”, confiesa. Reconoce que su estancia en Nueva York está siendo una experiencia positiva.

“No hay planes de volver definitivamente a Euskadi por ahora. Ya los habrá, en algún momento habrá que volver, pero de momento quiero aprender, quiero crecer como escritor y en eso, Nueva York me ayuda mucho”, asegura.

Estos días ha vuelto a casa para pasar unos días con sus familiares y amigos y para hablar de poesía porque Kirmen Uribe acaba de publicar En mis sueños siempre tienes 20 años, un recorrido, un viaje a través de la poesía que ha escrito desde 1999, en su Ondarroa natal, hasta el más reciente, en 2024, en Nueva York. Una selección de poemas que también incluye el libreto de la ópera Saturraran, que se estrenó el pasado junio en el Teatro Arriaga de Bilbao, con música de Juan Carlos Pérez.

¿Por qué ha elegido este título?

–Escribí mis primeros poemas cuando era un adolescente y luego mi hermano convirtió en canciones esos primeros poemas, que tenían un tono surrealista, un poco vanguardista. Pero el título viene de esa referencia al paso del tiempo, en mis sueños siempre tienes 20 años, en un sueño no cambia la persona, pero realmente el tiempo pasa.

¿Sus poemas se basan en experiencias personales? Habla de su padre, de su hermana, de su pareja, de sus hijos...

–En mi poesía no me gusta aparecer yo mismo, pero sí lo que veo, la vida como yo la veo. Los poemas están hechos de escenas y de imágenes, es esa poesía basada en la mirada, más de corte estadounidense, que en lugar de escribir bellos poemas, lo que hace es contar la vida. Son más narrativos pero, en realidad, aunque hable de mi hijo, aunque hable de mi padre, estoy hablando de todos los hijos y de todos los padres del mundo. No son personas concretas, sino que hablo más de relaciones, de sentimientos, de pérdida. Son vivencias que tiene todo el mundo, todos los individuos en todas las partes del mundo.

"Creo que no he cambiado en la manera en la que tengo de acercarme a la realidad. A mí me gusta ser una persona empática, escuchar, hablar de los que no han tenido voz, de los que se han sentido desplazados. Esa mirada ha prevalecido durante estos 25 años"

¿Ha cambiado mucho aquel joven que escribía sus primeras poesías con respecto al escritor que ahora vive en Nueva York?

–Hace un tiempo coincidí con la escritora Gioconda Belli en la Feria de Guadalajara y me dijo que yo todavía mantenía vivo el niño que todos llevamos dentro. Hay gente que lo mata y otros no, ella me dijo que se veía el niño dentro de mí. Creo que, en ese sentido, no he cambiado en la manera en la que tengo de acercarme a la realidad. A mí me gusta ser una persona empática, escuchar, hablar de la gente que no ha tenido voz, de los que se han sentido desplazados. Esa mirada ha prevalecido durante estos 25 años. Lo que ha cambiado es la manera de escribir, tal vez los primeros poemas son más frescos, la frescura que te da la juventud. Hay mucho color en ellos, aparecen muchos animales, la naturaleza, el mar... pero al mismo tiempo también son poemas urbanos porque se habla también, por ejemplo, de la droga. Los últimos poemas son mucho más reflexivos, voy más a la reflexión, al pensamiento, a tener una mirada más pausada de la realidad. Es lo que dan los años, te hacen ser más sabio y dar importancia a las cosas que realmente tienen.

El escritor Kirmen Uribe posa para una entrevista anterior a las cabeceras de Grupo Noticias. Oskar Martínez

Siempre ha comentado que le va más la elaboración sin prisas.

–Siempre he escrito sin prisas y además no me gusta escribir como se escribe habitualmente. Soy una persona que piensa más en el futuro y pienso cómo vamos a vivir o cómo vamos a escribir dentro de cinco años. No me gusta repetir esquemas, modos de escritura de otros autores y traerlos al euskera, prefiero plantear nuevas formas literarias. En cuanto a la poesía, creo que la novela supone más trabajo, es más laboriosa, hay que meter muchas horas. Hay mucha labor de documentación, el planteamiento de la novela también lleva mucho tiempo, plantear la estructura, los puntos de vista, los personajes... En cuanto a la poesía, hay algunos poemas que he ido escribiendo durante años y otros han salido espontáneamente, en un momento. Aunque siempre digo que el poema antes se escribe en la mente y luego, en el papel. La idea de un poema puede estar rondando en la cabeza durante años y luego, ya en un momento dado, la sacas. Puede estar dándote vueltas durante mucho tiempo porque son muchas imágenes las que se juntan en el mismo poema y esas imágenes tal vez hayan estado ahí durante años.

"El escritor irlandés Colm Tóibín me dijo que hay que escribir los libros de uno en uno, pero yo no soy capaz porque mis novelas tardan mucho. No soy capaz de estar en un mismo proyecto durante tanto tiempo, me gusta salir de él y escribir otras cosas"

¿Intercambia la poesía con las novelas?

–Sí, además es bueno cambiar. En una conversación que tuvimos en Nueva York, el escritor irlandés Colm Tóibín me dijo que hay que escribir los libros de uno en uno, pero yo no soy capaz porque mis novelas tardan mucho. No soy capaz de estar en un mismo proyecto durante tanto tiempo, me gusta salir de él y escribir otras cosas, pueden ser poemas o pueden ser relatos o colaboraciones de prensa. Yo soy de escribir muchas cosas a la vez, también soy de leer muchas cosas a la vez, igual soy una persona desordenada, pero mi mente es así.

¿En qué proyectos está metido ahora?

–Estoy metido en varios proyectos, leyendo varios libros y sigo impartiendo clases en el Máster de Escritura Creativa de la Universidad de Nueva York. Es una actividad que tiene que ver mucho con la escritura, doy clases solamente un semestre de primavera y otoño y el verano lo tengo libre para escribir. Y estoy metido en el proceso de escritura de mi nueva novela, que espero que no tarde mucho en salir, a ver si 2025 trae buenas noticias.

"Me gusta plantear siempre cosas nuevas, nuevas arquitecturas para la escritura, entonces mi nueva novela también irá por ese camino de querer innovar, no de escribir como se ha escrito hasta ahora, sino de querer plantear otras cosas"

Siempre le ha gustado ser transgresor en la literatura. ¿También lo está siendo en esta nueva novela que está escribiendo?

–Me gusta plantear siempre cosas nuevas, nuevas arquitecturas para la escritura, entonces esta novela también irá por ese camino de querer innovar, no de escribir como se ha escrito hasta ahora, sino de querer plantear otras cosas. También en la poesía porque el orden, la cadencia que se establece dentro del libro de poemas son muy importantes.

Uno de los personajes de su novela ‘La vida anterior de los delfines’ afirma que a los migrantes les cambia la vida cuando cruzan la frontera. ¿A Kirmen Uribe también se la ha cambiado?

—Me la ha cambiado a mejor, he adquirido conocimientos y también la distancia me ayuda a poder pensar, a ser más valiente a la hora de plantear historias. Y también he conocido a mucha gente, lo que es importante porque muchas veces, en nuestro día a día, tenemos nuestro círculo de amistades y no salimos de ahí. Es importante conocer nueva gente, nuevos estímulos y es lo que Nueva York me da. Lo mismo le ocurre a nuestra familia, mis hijos tienen sus raíces en Euskadi, hablan en euskera, pero también tienen la mirada abierta, miran al mundo. Cuando estás en Nueva York, no escribes para Nueva York, escribes para el mundo. Todavía no he concluido mi etapa allí, pero sigo teniendo un pie aquí y otro allí. No he abandonado ninguno de los dos. Ahora quiero disfrutar de estos días en Euskadi.