Sin ser seguramente consciente, Juan Diego Botto regresa este fin de semana a la cuadragésimo novena edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz. Eso sí, hace una semana, él no estuvo presente sobre las tablas del Félix Petite. Ese papel lo desempeñó Ahmed Younoussi interpretando el montaje '14.4', escrito por el actor y director nacido en Buenos Aires. Eso sí, este sábado y domingo, él sí va a estar en cuerpo y alma en el escenario del centro cívico Ibaiondo.
Lo va a hacer para representar 'Sobre las hojas de hierba. Un homenaje a Walt Whitman'. En la primera jornada, el encuentro con el público se va a producir a las 19.30 horas. En la segunda, será a las 18.00 horas cuando se levante el telón. En ambos casos, eso sí, encontrar una entrada es casi misión imposible. Entre las dos representaciones, los huecos libres no llegan a los dedos de una mano, así que el cartel de completo está asegurado.
Es algo que se está convirtiendo en una costumbre en el arranque de esta edición del Festival Internacional de Teatro. El cierre por reforma del Principal ha supuesto llevar la programación a espacios con un aforo mucho inferior. De hecho, ni sumando las dos actuaciones en Ibaiondo se llega al número máximo de personas que entran en el centenario edificio de la calle San Prudencio.
Música, poesía y teatro
Pero hay que acostumbrarse a esto porque así va a transcurrir todo hasta, por lo menos, el primer semestre de 2027. En todo caso, quienes ya tengan su entrada para cualquiera de los dos días, se van a encontrar con una propuesta que, como su propio subtítulo indica, quiere ser un homenaje al poeta Walt Whitman. Para ello, sobre el escenario se encuentran junto a Botto la actriz Nur Levi y el músico Alejandro Pelayo, también encargado de la composición de la música que se va escuchando durante la pieza.
El objetivo es que “la música acompañe y eleve la belleza de las palabras de Walt Whitman”
Como explican La Rota Producciones y Sala Mirador, responsables de la propuesta, “Whitman estaba altamente influido por el deísmo. Negaba que alguna fe fuese más importante que otra y abrazaba todas las religiones por igual. Era un religioso escéptico, a pesar de que aceptaba a todas las iglesias, no creía en ninguna. Para él, el alma humana es inmortal y se encuentra en un estado de constante y progresivo desarrollo”.
Partiendo de esta figura, a través de la lectura de sus poemas y de la música, “nos adentramos en el marco histórico y contexto social del poeta. Walt Whitman falleció en Nueva York en 1892, cuando en la isla Ellis se empieza a admitir inmigrantes”. En estos parámetros discurre un espectáculo cuyo objetivo es que “la música acompañe y eleve la belleza de las palabras de Walt Whitman”.