Segunda jornada de la cuadragésimo séptima edición del Festival de Jazz la vivida este martes casi en exclusividad sobre las tablas del Principal. Va a ser este miércoles cuando todos los escenarios y secciones oficiales se pongan en marcha. Así que todas las miradas se centraron esta vez en el centenario edificio de la calle San Prudencio, donde, tras el paso el lunes de Christie Dashiell, pidió paso la pianista Myra Melford, con su quinteto Fire and Water.
Es este un proyecto creado de manera específica para las artistas que lo conforman. Se busca, desde el principio, poner de relieve el talento individual entendiendo que de esto solo puede salir algo bueno. Más que una suma, se anhela una multiplicación que satisfaga al público. De ahí, el disco Hear the Light Singing, lanzado en noviembre del año pasado aunque fue grabado en el mismo mes de 2022.
Ingrid Laubrock (saxo), Mary Halvorson (guitarra), Tomeka Reid (violonchelo) y Lesley Mok (batería) estuvieron en aquella grabación y, por supuesto, en este concierto en el Festival de Jazz de Vitoria. Una actuación, por cierto, con incomprensiblemente, algo menos de público que el lunes.
La conversación
Es la pianista y compositora de Illinois de una de esas artistas que empezó a desarrollar con fuerza su trayectoria profesional con el arranque de la década de los años 90 y siempre ha dado la impresión de estar por delante de su tiempo. Hoy, con la experiencia que acumula a sus espaldas, esa sensación se sigue manteniendo al escucharla.
Es la misma huella que marca todo lo que compone, en este caso para unas compañeras con las que se entiende a la perfección sobre las tablas. El Principal asistió a una conversación fluida, directa, enérgica, divertida, ruidosa y estimulante, todo ello sin decir casi palabra. Bueno, sí entre algún temas por aquello de saludar al respetable.
Temas largos –que se han convertido en un milagro en estos tiempos de canciones de 30 segundos–, desarrollos que parece que pueden no terminar en nada hasta que todo cuadra, atmósferas a veces tan cerradas como claras, llevaron al personal por un camino que la mayoría quiso y supo recorrer, aunque a algunos se les hizo bola. Y una grande.
Melford y compañía no dejaron indiferente a nadie en el teatro antes de abandonar Gasteiz y hacer las maletas para seguir con su gira, que pasa ahora por Finlandia, Austria y Reino Unido. Es de esperar que a la pianista no cueste volver a verla por estos lares, sea con este proyecto o cualquier otro.