El gesto es habitual y universal. Tal vez, sin darse cuenta, lo esté haciendo al leer estas líneas bien sea en el papel del periódico o en la pantalla de un dispositivo digital. Igual no se ha percatado, pero puede que esté estirando los brazos y alejando la cabeza para poder ver mejor. La presbicia ha entrado en escena. A Edu Zelaieta Anta le pasó al inicio del confinamiento. Ahí apareció un hilo, real y metafórico, del que tirar para construir Presbiziak lagundu omen digu (Pamiela), su nueva obra literaria.

“Es la poética de la presbicia y su duda”, anuncia el autor, quien tiene claro que ese teórico mal de la vista puede ayudar a aclarar muchas cosas. El libro, eso está claro, no engaña. “Es una mirada defectuosa declarada desde el minuto uno” partiendo de la base de que “no creo en lo perfecto, creo en el defecto”. Queda patente desde la primera de las seis partes que componen el poemario, “un juego que ya nos dice que esto está escrito desde el defecto óptico, así que igual conviene ajustarse un poco las gafas”.

El próximo día 22 y junto a Itziar Rekalde, el autor ofrecerá una actuación ‘óptico-poética’ en la plaza de la Virgen Blanca

Con el humor siempre presente y sabiendo que en Presbiziak lagundu omen diguhay mucho juego óptico”, entre estas páginas se puede encontrar “mucha paradoja y tensión. Pero es que la vida sin paradojas y sin tensión es una película de Walt Disney”. Y eso, la verdad, no tiene tanta gracia.

Del cuerpo a Estrabón

Tras esa puerta de entrada, el poemario se adentra en sus tres partes principales. En la primera de ellas se parte del cuerpo propio, de ese en el que aparece la presbicia. Aquí juega un papel fundamental la palabra mediano. Desde ella, y con importantes dosis de ironía, se van planteando diferentes cuestiones, siguiendo esa máxima de María Zambrano de que filosófico es el preguntar, y poético el hallazgo. 

Intervención en el escaparate de Mendia Optika en el marco de Poetas en Mayo Cedida

De ahí, de los “Kamasutra sin orgasmos”, del “cabaret poético sobre la lívido”, de lo que “ocurre en las medianías” se pasa a una segunda parte principal en la que la presbicia es una excusa para hablar de la madurez, de un momento en la vida en el que “vas acumulando plurales de diferentes tipos”. Es aquí “donde aparecen los temas tal vez más delicados, más tensos, los cuidados, los hospitales, las visitas de La Parca... Ver la vida sin la muerte, es no entenderla”. Con todo, en este apartado no faltan las “píldoras de humor”. Son una herramienta imprescindible para todo.

La prosa, la ilustración y la música también marcan una obra que parte de “una mirada defectuosa declarada desde el minuto uno”

Pero la lectura no para y el libro se adentra en su apartado “más irónico, divertido y satírico”. Lo hace tomando como referencia la figura del geógrafo e historiador griego Estrabón y de las descripciones que hizo de Lusitania, Galia e Hispania sin pisar nunca el terreno, basándose en testimonios de otros. Claro que el escritor se pregunta si tal vez en este siglo XXI puede haber alguien con una repercusión desmedida describiendo cosas sin conocerlas...  

A partir de aquí, la prosa entra en juego. Primero con un texto realizado por Iratxe Retolaza. Segundo con un epílogo firmado por el propio autor en el que cuenta el origen de todo el libro, es decir, ese momento de estirar los brazos y echar la cabeza hacia atrás. “A modo de bertsolari, al final hablo un poco del principio”, sonríe.

La importancia de lo colectivo

Cada poema, de manera sistemática, lleva una anotación o una cita de terceros. Además, se incluyen ilustraciones seleccionadas con toda la intención. Y no falta la canción que ha hecho el grupo Mugaldekoak con el título del libro de Zelaieta, componente de la banda. “Me interesa esa visión de la poética de lo colectivo, de lo comunitario, máxime en este contexto tan individualista”. 

El creador remarca esa apuesta por el conjunto, también incluyendo a la editorial Pamiela, al tiempo que resalta que todo con Presbiziak lagundu omen digu se ha querido hacer a un determinado ritmo. “La pausa hoy es subversiva. ¿Queremos hacer una revolución? Pues igual parando un poco, la liamos gorda. La forma de hacer las cosas tiene un valor artístico y también social” como es el caso. 

Claro que ese encuentro con terceros no queda ahí. Este miércoles 22, dentro de Poetas en Mayo, Zelaieta va a protagonizar junto a Itziar Rekalde “una lectura óptico-poética jugetona” en euskera. Será a las 18.30 horas en la plaza de la Virgen Blanca. Contando con la colaboración de Mendia Optika –en cuyo escaparate también están escritos algunos versos del gasteiztarra– “no vamos a presentar el libro como tal, sino que vamos a hacer una performance con mucho humor y juego”.