“Andamos con la duda de quién es Beauvoir y quién Sartre. Dicen que compartían los amantes. Nosotros no hemos llegado a eso todavía, pero sí que conformamos una pareja bien avenida, a pesar de que venimos de trayectorias muy diferentes como creadores” dice con una sonrisa Edu Zelaieta Anta. “Somos una intersección de conjuntos y la literatura infantil es donde coincidimos. Hasta ahora siempre hemos trabajado de una manera muy ordenada. Tenemos paciencia” añade Txabi Arnal Gil. De hecho, ya son tres los títulos que llevan su firma compartida. Ahora se publica, de la mano de Elkar, el cuarto: Hiru lehoi. Y existe un quinto que “ya hemos enviado” y un sexto que empieza a rondar.

Al igual que en alguna de esas otras obras, los dos escritores –y profesores de la Facultad de Educación y Deporte del Campus de Álava– cuentan con el trabajo del ilustrador gasteiztarra AlexF para dar vida a este cuento “en el que tenemos pirata, tesoro, tres leones amenazadores y en el que aparece hasta el mismo diablo. Son personajes muy potentes, como el de una abuela que sabemos que va a dejar este mundo”, todos ellos en torno a la figura de la pequeña Dunia. “El final es abierto y sugerente. Hay una aventura que concluye, pero dejamos puertas abiertas para que niños y niñas puedan hacer diferentes interpretaciones de lo que va a venir a continuación. La literatura tiene que hacer al lector inteligente, no hay que darle las cosas mascadas. A los niños y niñas, menos. No les podemos tratar como a tontos. Hay que dejarles vía libre, más caminos abiertos”.

Con la esperanza de que esos jóvenes lectores, cuando acaben este libro “pidan otro”, ambos autores hablan con mimo de un libro que, en cierta medida, ha supuesto vivir una nueva experiencia para ambos. Cada año, Elkar convoca un concurso de ilustración dirigido a niños y niñas de Primaria en el que suelen participar unos 10.000 pequeños creadores. Es un certamen para el que cada vez se encarga una historia como punto de partida para que los participantes tengan una referencia para dibujar. A finales de diciembre del año pasado, la editorial llamó a Arnal y Zelaieta, que no dudaron en aceptar el guante.

El resultado les gustó y aunque la mayoría de los textos que se crean para el certamen no pasan de ahí, ellos vieron que ahí podía haber un libro. “En realidad tampoco hubo que adecuar demasiadas cosas”, sumándose después el trabajo de ilustración, que incluso va más allá de la publicación, pues tiene un desarrollo virtual gracias al uso de los códigos QR. “El camino ha sido maravilloso, también porque la editorial nos ha dado todos los caprichos”, ríen.

Así se ha materializado un relato cuyo chispazo “tuvimos en el Bode (Bodegón Gorbea) la mañana que cerraba, con todo el ambiente que había”. Entre aquel ir y venir, medios de comunicación incluidos, siguieron su metodología habitual a la hora de crear. Sobre la mesa pusieron una grabadora y abrieron la conversación sobre qué querían contar y cómo. “No deja de ser curioso partir de lo oral para luego terminar en lo escrito”, una senda que ellos recorren cada vez que idean un nuevo proyecto conjunto.