El viernes será en Pamplona y el sábado en Gasteiz. Nøgen inicia esta semana la gira de presentación de su tercer álbum, un Aben Cirkel que es una realidad palpable desde el pasado día 3. Es el momento de compartir con el público un trabajo que supone, además, la vuelta a la formación de Ane Negueruela. Con todas estas novedades, el grupo, nacido en 2016 tras la vuelta de Markel Idigoras de Dinamarca a Donostia, se cita con el público este 18 en la sala Jimmy Jazz.

¿La última visita fue en pandemia y en el Iradier Arena?

–Creo que sí, aunque en pandemia también estuvimos en la Jimmy.

¿Cómo se afronta un nuevo disco después de todo lo vivido en esos momentos?

–Con esperanza, la verdad. Terminamos ese periplo un poco cansados. La vuelta de Ane ha sido como una declaración de intenciones para decir: queremos hacer un nuevo disco. Así ha sido y hemos hecho un álbum del que nos sentimos bastante orgullosos. Hemos cambiado la forma de trabajar y estamos muy contentos con el resultado.

¿Un disco en el que se nota la huella de la pandemia o todo lo contrario?

–Es inevitable que se note un poco. Pero realmente es un disco que refleja la realidad del grupo. Eso se ve en el propio título del álbum, que significa círculo abierto. Vemos tanto la vida como la banda como un círculo abierto y en constante progreso. El disco es un ejercicio de ver ese proceso desde diferentes puntos de vista. Un mismo lugar en un diferente momento puede ser un lugar distinto.

¿Qué primeras reacciones están encontrando?

–Realmente la gente nos está dando un feedback muy positivo. Con lo poco que hemos preguntado, nos hemos encontrado con que parece que han gustado todas las canciones. La gente tiene la sensación como de que hay un cambio de chip y de hacer las cosas. Todo lo que nos está llegando son palabras de cariño, así que...

Hay cambios pero hay un sello Nøgen.

–Claro, claro, eso es inevitable. Y es buena señal. Es interesante que puedas cambiar un tanto de estilo, que las canciones puedan tener una instrumentación diferente y una forma distinta, pero notándose que es tuyo el tema.

Todos los instrumentos son importantes, pero la voz marca mucho y en ese puesto ha habido cambio.

–Sí, sí, aporta mucho carácter. Nos encanta jugar con las armonías y las melodías vocales. En este disco se nota un progreso porque el trabajo de voz ha sido más específico que en los anteriores. Han quedado impresas las ganas de interpretar las canciones con la intención que tiene cada composición.

¿Qué esperan del público cuando escuche el álbum?

–Es complicado... Cuando creamos música, lo hacemos para nosotros. Luego, nos encantan todas las reacciones de la gente que puedan llegar, sean buenas o malas. Si un disco te ha importado un poco, si ha hecho que surja algo en ti, esa reacción ya es algo positivo para nosotros. Si el disco te remueve algo, ya está, objetivo cumplido, ya ha merecido la pena el trabajo.

Llega la hora de los directos, de hacer una gira de presentación en condiciones.

–Me atrevo a decirte que este es el trabajo más completo que hemos hecho hasta ahora y el directo que estamos preparando es también el más completo que hemos hecho hasta el momento. Es poner las cartas sobre la mesa y conseguir crear la atmósfera que hemos conseguido en el álbum. Estamos muy motivados con ver cómo van a salir los conciertos. Creemos que van a ser algo diferente y único, por lo menos con respecto a lo que hemos hecho hasta ahora.

Un tercer disco no deja de ser una exigencia de confirmación, una responsabilidad.

–Sin duda. Siempre están los miedos sobre cómo va a llegar el disco a la gente, si va a funcionar. Un disco no deja de ser un salto al vacío. Pero el ejercicio que hemos hecho en este álbum ha sido el de olvidarnos de todas esas presiones.

¿Planes para 2024?

–A principios de año vamos a hacer un salto al Estado. Queremos tocar en diferentes ciudades para poder llegar a público nuevo y tocar en salas que nunca hemos visitado. Nos parece estimulante poder acudir a estos sitios, compartir los viajes en la furgoneta... Es que es lo que nos da combustible, nos da vida.

Pero eso sí que es tirarse a la piscina sin saber si hay agua.

–Sí, sí, pero es la apuesta que queremos hacer. Seguramente habrá sitios donde la gente no te conozca, haya caído incluso por casualidad. Pero es que ese público es también una oportunidad. Eso tiene algo mágico que nos encanta. Hace poco hicimos una minigira acústica y fuimos a un pueblo cerca de Baiona. Pensábamos que no iba a haber nadie. Pero se terminó juntando gente y fue una experiencia especial, además teniendo en cuenta que había público que no sabía euskera.