El objetivo es que, más pronto que tarde, vuelva a los cielos alaveses, al igual que lo hizo, con Heraclio Alfaro Fournier a los mandos, durante varias décadas del siglo pasado. Para eso, claro está, tendrá que recuperar el ala que el colectivo Kultur Buru la ha tomado prestada a la avioneta Auster Mark V para generar con ella una instalación artística que desde hoy tiene tomado el Warhol.
Dentro de su ya veterano programa expositivo, el local hostelero de la calle Francia ha sido escenario de propuestas de lo más diferente, pero ya solo por las características físicas y la historia de este ala, el proyecto Altitud de miras va a tener un sitio especial dentro del propio camino del espacio. “No es arte en sí mismo”, apunta Daniel Castillejo, uno de los componentes del mencionado colectivo. “Pero hemos querido dotar al ala de algunos elementos del arte”.
No es este elemento de 80 kilos el único que compone la exposición que va a permanecer abierta hasta el 15 de enero de 2024 de la mano de una agrupación de la que también forman parte Patxi Mínguez, Javier Hernández Landazábal, Brenan Duarte, Miren Elorrieta y Pedro Gorospe. Quienes acudan al local, también se encontrarán con una selección de fotografías antiguas, de guiños para recordar la figura de un ingeniero aeronáutico y aviador vitoriano mucho más conocido y valorado fuera de su ciudad natal que, por desgracia, dentro.
Una invitación a elevarse
En este sentido, la exposición no deja de ser un guiño a la figura y la trayectoria del gasteiztarra –se cumplen ahora 130 años de su nacimiento–, pero pretende ir más allá, sirviéndose de este ala colgada del techo del Warhol como herramienta para interpelar a quienes acudan al local. Es una gran metáfora, una invitación a volar y no en el sentido literal.
Un “viaje en el tiempo hacia atrás”, un guiño a la imaginación, una mirada a una época de “razón, ciencia y búsqueda de la verdad”, una representación de “un último viaje”, una invitación a que el público no habitual de los museos y espacios de arte sienta curiosidad e inicie el vuelo... Las interpretaciones posibles son tan variadas como infinitas al encontrarse con un elemento que el colectivo ha querido “descontextualizar” pero sin asumirlo como un objeto de arte, tampoco sin intervenirlo de ninguna manera. Es “una instalación artística aunque no con una obra de arte”.
