Desde que se anunció, era uno de los conciertos que mucha gente en el Festival de Jazz de Gasteiz tenía apuntado en rojo y con exclamaciones en la agenda. Por separado, poco o nada se puede añadir ya sobre lo que son y lo que hacen tanto Marco Mezquida como Moisés P. Sánchez.

Pero, sin duda, la oportunidad de verlos a dúo, cada uno en un piano, era algo demasiado tentador para cualquier amante de la música como para dejarlo pasar. Por eso el Principal presentó este miércoles por la tarde su mejor entrada hasta la fecha.

Lo hizo, frente a las jornadas del lunes y el martes, en el horario de las 17.30 horas, que es el que se va a mantener hasta el sábado. Mezquida ya conocía el centenario teatro. Sánchez debutó en él, algo que el certamen le debía después de haberlo sometido en 2021 a la tortura del Iradier Arena. Esta actuación en la capital alavesa fue la segunda que realizan juntos y habrá que ver si pueden repetir en el futuro porque la agenda de ambos deja muy pocos huecos para este tipo de exquisiteces.

Cabría pensar que cuando hay dos intérpretes con un sello tan personal y diferenciado, puede producirse un choque de trenes nada beneficioso para las partes, público incluido. Pero la realidad es muy distinta.

La generosidad, capacidad y talento que el uno demostró con el otro, y viceversa –y de ambos para con los presentes en el teatro– fue tal que es una auténtica pena que la actuación no durase más. Por eso el público acabó puesto en pie.

El público disfrutó a lo grande de un diálogo intenso en el que el gusto por el detalle y por la libertad se llevó simple y llanamente hasta donde los dos pianistas quisieron. Ver a dos músicos con esa capacidad no es tan sencillo.

Que ambos sepan aportar en su justa medida para que el conjunto resultante sea resultado de la mezcla perfecta de ingredientes, tampoco. Todo un regalo a guardar en la memoria.