“Los Max son una celebración del teatro y eso va más allá de si consigues premio o no”. Lo decía el actor, director y dramaturgo vitoriano Iñaki Rikarte hace dos semanas en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, en una entrevista previa a la gala de los galardones del teatro que se celebró ayer por la noche en Cádiz.
Pues bien, el artista alavés va a volver de la ciudad andaluza con su primer galardón a título individual gracias a la obra Supernormales.
Rikarte consiguió el galardón en la categoría de mejor dirección de escena gracias a esta obra escrita por Esther F. Carrodeguas y producida por el Centro Dramático Nacional.
El montaje es un juego cómico que pone al público frente a sus propios prejuicios alrededor del colectivo de personas con diversidad funcional y, en concreto, respecto a su sexualidad. La producción todavía no ha llegado a Euskadi, aunque el próximo otoño se podrá ver en Donostia.
Un emocionado Rikarte quiso dar las gracias a Carrodeguas (”la mitad de este premio es tuyo”) por la valentía a la hora de plantear tanto la temática de esta propuesta como las formas de hacerlo “que nos han exigido al resto ser también valientes”.
En el discurso, no quiso olvidarse de la decena de actores y actrices que toman parte en la pieza (cinco intérpretes con diversidad funcional y otros cinco sin diversidad funcional).
Por supuesto, en euskera, tuvo palabras de recuerdo a su familia y sus seres más cercanos y dio las gracias al público y a los premios.
Cabe recordar que Rikarte ya estuvo sobre el escenario de estos galardones cuando la compañía Kulunka ganó el Max al mejor espectáculo de teatro por Solitudes, montaje dirigido por el vitoriano. Pero es la primera vez que este premio recae en él de manera directa.
Unos premios muy repartidos
El protagonizado por el vitoriano fue uno de los grandes momentos de la vigésimo sexta edición de los Max, que otorga la Fundación SGAE, que fue de las más repartidas de la historia.
Solo dos, de los 45 espectáculos en liza, el de danza Runa y el teatral Cucaracha con paisaje de fondo, se alzaron con dos maximinos en la gala que acogió el Gran Teatro Falla de Cádiz.
Unos premios distribuidos en producciones de toda la geografía que, en muchos casos, solo optaban a una de las categorías, la que se llevaron a casa.
Runa, el espectáculo de Lali Ayguadé y Lisard Tranis en el que se mezcla danza, acrobacia y teatro, por el que la intérprete estaba nominada a mejor coreografía y mejor intérprete de danza, subió al escenario a recoger los dos; el tercero al que optaba, mejor intérprete masculino, no pudo ser y fue a parar a Mario Bermúdez Gil por El bosque.
“Una comedia incómoda” es, según describe su autor, Cucaracha con paisaje de fondo, un texto sobre el deseo de ser madre y la extinción del ser humano, que optaba a tres categorías se llevó el Max a mejor espectáculo revelación para Mujer en Obras y mejor autoría revelación para su director Javier Ballesteros.
El mejor espectáculo de teatro fue para La voluntad de creer, de Buxman Producciones, Teatro Español-Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio.
Marta Nieto y Marina Salas compañeras de reparto en La infamia, lograron el premio a mejor intérprete femenina ex aequo, por primera vez en los Max. El actor Pere Arquillué fue elegido como mejor intérprete masculino por L’adversari.
La dramaturga, directora y actriz, María Goiricelaya, nominada cuatro veces por dos obras, se llevó a casa el de mejor adaptación por Yerma, una obra por la que también estaba nominada a mejor dirección de escena.
La reina del metal logró el galardón a mejor espectáculo de danza mientras que el musical o lírico fue para La gata perduda de Fundació Gran Teatre del Liceu y el mejor espectáculo de calle recayó en Love, love, love de Animasur.
La mejor autoría teatral destacó el trabajo de Jesús Muñoz y Pau Pons por Eclipse total y la mejor composición musical para espectáculo escénico el de Pascal Gaigne por Eta orain zer?.
Blancanieves de La Chana Teatro7 fue galardonado como mejor espectáculo para público infantil mientras que el Max a la mejor labor de producción fue para Tanttaka Teatroa por Sexberdinak .
Alessio Meloni por La cabeza del dragón logró el Max a mejor diseño de espacio escénico y Pier Paolo Álvaro por Ás oito da tarde, cando morren as nais el de mejor diseño de vestuario; el mejor diseño de iluminación fue para Laura Clos por Rojos.
Además, se repartieron el Max de Honor a Tricicle, el Max de carácter social a Payasospital y el Max aplauso del público a El petit príncep de La Perla 29.