La directora Marta Eguileor está inmersa en su siguiente proyecto escénico con el objetivo de dar un paso más en su exploración en el ámbito de la ópera contemporánea. “Puedo poner la mano en el fuego y decir que nunca se ha hecho nada parecido”, afirma la bilbaína, que se ha propuesto crear una obra compuesta por dos compositores: David Azurza e Igor Escudero. Según explica, cada uno de ellos compondrá una de las dos partes con las que contará este ambicioso proyecto que tiene como eje central el auto de fe de Logroño de 1610, conocido como el de las Brujas de Zugarramurdi. Resultado de ello serán Akerra goiti y Akerra beiti, los dos fragmentos en los que se dividirá una ópera cuyos espectadores decidirán si quieren ver entera; o no.

El proyecto, que fue elegido para formar parte de Legamia –programa de residencias de creación y mediación de artes vivas de Lekuona Fabrika del Ayuntamiento de Errenteria–, acaba de finalizar la primera fase, consistente en la investigación. En esa labor, en la que han escarbado en los archivos municipales o en Eresbil además de visitar localidades como Doneztebe o Bera, les ha acompañado la abogada Mara Monreal, quien les ha ayudado a entender las actas y el proceso inquisitorial que se llevó a cabo. También en esta primera fase de recopilación de información han reclutado a compañeros de viaje como Kukai Dantza. “Siempre me ha alucinado el trabajo de Jon Maia y tenía claro que quería contar con él. Hablamos de folklore vasco y de nuestra historia, no hay nadie mejor que él para esta ópera”, expone Eguileor sobre la creación que se ha marcado como meta estrenar en la temporada 2024/2025.

“Es un proyecto que gira en torno a la imagen de María de Zozaya, la bruja mayor, a la que no se perdonó y se quemó en la plaza de Logroño”, explica la directora de escena sobre esta mujer que no era de Zugarramurdi, sino de Errenteria. “De ella es de la única que se conserva el acta de lo que se dijo, sobre cómo salían volando por la ventana y hablaban de Akerbeltz, esa especie de Satanás”, relata Marta Eguileor, quien afirma haber recibido una ayuda inestimable por parte del Consistorio de Errenteria, donde les han mostrado el material que tienen recopilado desde 1585. “Cuando llegó la abolición de la Inquisición se pusieron a quemar documentos. Pero el acta de María de Zozaya se mantuvo porque hubo personas que se encargaron de cuidarla. Cada vez que había una guerra o venían los franceses, en este pueblo había gente que se llevaba a sus casas archivos recopilados desde el siglo XVI para que no se destruyeran”, descubre Eguileor.

Durante la investigación, el cuarteto que lidera el proyecto ha realizado sus propias hipótesis sobre lo analizado. “En la Inquisición, cuando te acusaban de algo, te quitaban todos tus bienes. Hemos encontrado unos escritos que dicen que María de Zozaya heredó una casa, en la que llevaba 30 años viviendo, de otra mujer. Estamos hablando de una mujer soltera que hereda una casa”, enfatiza. Profundizando en ello fue como descubrieron que María de Zozaya tenía cierto conflicto con el alcalde y el sacerdote. “Errenteria era muy pequeño y cuando le quitaron la casa se la dieron a alguien de poder. Es muy sospechoso... Hemos tenido debates fantásticos”, reconoce Eguileor.

En dos piezas

¿Por qué dos compositores? “Tenía claro que quería hacer algo diferente”, expone la directora de escena, habituada a firmar trabajos que se salen de lo común. La idea que persigue con este planteamiento es que David Azurza componga la primera parte, que se ambienta en 1609, “en Zugarramurdi, en Errenteria o en un pueblo al que no se le pone nombre”. Será completamente en euskera y mostrará cómo vivían esa mujeres a través de un lenguaje musical que empleará instrumentos locales como la txalaparta o el txistu. La segunda parte estará capitaneada por Igor Escudero, quien reflejará el auto de fe en la plaza de Logroño, con un lenguaje más cinematográfico. “Mi idea era que se compusiera dividida en dos para poder llevarla al escenario así. Que el espectador pueda decidir si ver Akerra goiti o Akerra beiti. Podrá ver un día una y otro día, otra”, asevera sobre esta original propuesta. “Me parece interesante darle al público la libertad para que forme parte de una historia del tipo Elige tu final”, añade.

Marta Eguileor es consciente de que el suyo es un proyecto muy ambicioso. Lo corrobora el coro de más de 40 voces con el que contará. “Eso sin contar con la orquesta”, puntualiza la directora, que también quiere que haya un elenco de actores para interpretar al tribunal de Logroño. “El mensaje que he querido trasladar a Igor y David es que no se corten a la hora de componer, porque yo no me voy a cortar a la hora de escribir. Si no se estrena hasta la temporada 2024/2025 que así sea; lo importante es no crear en pequeño”, afirma la directora de escena, quien considera que debe primar la libertad a la hora de crear “por primera vez” un espectáculo de artes escénicas que hable de las brujas de Zugarramurdi. “Va a ser a lo bestia, con danza, ópera y teatro”, considera Eguileor.

La residencia artística se dividirá en dos fases. La primera fase, la de investigación, acaba de concluir. “He recopilado toda la información y me pondré a escribir. Cuando acabe mandaré los textos a David y a Igor para que hagan lo propio con la parte musical”, concreta Eguileor. A partir de septiembre volverán a juntarse y probarán cómo funciona, con el coro y el movimiento de Kukai Dantza. “Es un proceso largo porque además va a ser una ópera larga: son tres horas de texto. No queremos dar cátedra, pero al mismo tiempo nos gustaría que el público entendiera una serie de conceptos sin que parezca un documental”, matiza.