Después de algo más de un año de trabajo, llega el momento de estrenar. El público espera impaciente. El marco para el gran día es la cuadragésimo séptima edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz. El Principal acoge el próximo martes 15, a partir de las 19.30 horas, la puesta de largo de La casa vacía, la nueva producción de la compañía alavesa de danza contemporánea Proyecto Larrua. Amor, arte y memoria sustentan los tres pilares básicos de un montaje con diferentes capas y distintas disciplinas escénicas.

Danza, teatro y documento se unen en una obra que toma como excusa, por así decirlo, la realización de un documental sobre la figura y la vida de una artista fallecida. La entrevistada es su mujer, cuyo relato sirve para trazar una narración en la que recordar, olvidar y sanar. “Lo que la gente se va a encontrar es el collage de una vida”, explican Jordi Vilaseca y Aritz López, cuerpo, alma y muchas más cosas de la compañía nacida en Vitoria.

Begoña Martín, Ingrid Magriñá, Maddi Ruiz de Loizaga, Ainhoa Usandizaga y el propio López son los encargados de adueñarse de la escena para transitar por cuestiones como el papel de la mujer en el arte, una cuestión que hoy sigue siendo controvertida por mucho que en ocasiones se quiera dar la impresión de que hay debates y situaciones superadas; también el grupo quiere abordar la soledad en los mayores LGTBIQ+, qué sucede en distintos planos, desde lo emocional hasta lo económico, cuando una persona de estos colectivos se queda, sobre todo a determinadas edades, sin quien estaba a su lado. “Nos gusta hablar de cosas que nos pasan, que vemos, que nos ocurren e interesan”.

A esto se añade el objetivo de investigar sobre cómo construye la persona los recuerdos y, al querer compartirlos, los expresa después a través de la palabra. “No podemos explicar todo lo que sentimos, lo que nos ocurre o percibimos. Así que contamos las cosas sin poder ser exactos”, componiendo, sin querer, otro “collage de lo pasado”, de las emociones y vivencias que quedaron atrás.

Trabajo colectivo

Desde ayer, la compañía se encuentra en el Félix Petite (centro cívico Ibaiondo) para terminar de limar los últimos detalles de la obra coreografiada y dirigida por Vilaseca, quien asume que el hecho de trabajar “sin fronteras” entre distintas disciplinas escénicas supone “exponerte el triple que en cualquier otra producción”.

Para hacer que todo cobre sentido, eso sí, no hay que perder de vista la labor y el aporte de Pedro Casas, Luis Miguel Cobo, Enric Planas, David Alcorta y Xabier Mujika. De la suma de este trabajo en colectivo nace una La casa vacía que “esperamos que funcione, guste y tenga proyección”.

En este sentido, Vilaseca reivindicar que la compañía, tras ocho años de camino, ha demostrado calidad, talento y seriedad en sus producciones. “Lo que hacemos en escena no es cualquier cosa y lo que necesitamos, queremos y demandamos es visibilidad para la danza local. Representamos a Vitoria con mucho cariño a donde vamos, pero tiene que haber un trabajo conjunto para que eso siga. Ojalá esta pieza sirva para que se produzca ese click”.