El Ayuntamiento de Zuia acoge este viernes el estreno en Araba del documental Florecica. De hecho, esta sesión es la única que, de momento, se va a producir en el territorio, una ocasión única para poder adentrarse en una producción que toma como eje la figura de Josefina Lamberto. La cita será a partir de las 19.00 horas, quedando todavía algunas invitaciones disponibles, aunque hay que tener en cuenta la limitación de aforos.

Virginia Senosiain y Juan Luis Napal o, lo que es lo mismo, Sergunsurja Films, son los responsables de un documental en torno a la vida de Josefina Lamberto, hermana de Maravillas e hija de Vicente. La primera fue violada y asesinada en el Ayuntamiento de Larraga (Navarra) el 15 de agosto de 1936 por los golpistas. Sus verdugos tiraron sus restos a los perros, aunque oficialmente figura como desaparecida. Tenía 14 años. El padre fue fusilado el mismo día. La película habla de lo que supusieron aquellos acontecimientos en la vida de Josefina.

Josefina Lamberto tenía 7 años cuando mataron a su hermana y a su padre. Quedaron su hermana Pilar, de 10, y su madre, Paulina, que trató de sacarlas adelante con muchas dificultades. Las tres tuvieron que servir en distintas casas, incluida la de uno de los violadores de Maravillas. A los 21 años, Josefina se hizo monja y fue enviada a un orfanato de Islamabad, en Pakistán. Allí estuvo 14 años. Después pasó por Francia, Pamplona Madrid y, ya en 1996, perdió la fe -la dureza con la que las superioras trataron siempre a las víctimas del franquismo ayudó- y volvió a la capital navarra, donde fue una de las fundadoras de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra. En Florecica, Josefina “nos cuenta de primera mano lo dura que ha sido su vida”, comentan Juan Luis Napal y Virginia Senosiain.

La idea de este documental surgió cuando entrevistaron a Josefina Lamberto para otro documental en el que los autores abordaban la represión en todo el Estado. En principio, esa conversación solo iba a durar seis o siete minutos, “pero se explayó y nos regaló una entrevista de más de hora y media”, así que se decidieron a dedicarle una película. En ella, “nos transmite de una manera muy cercana su vida, su dolor, su frustración, su decepción, pero también su incansable lucha por destapar la verdad y su fortaleza y ánimo por seguir adelante”. En ese sentido, el filme muestra “el recorrido de una mujer que, pese a todas las penurias y tristezas vividas, todas las privaciones de libertad y de desarrollo personal que ha sufrido, transmite una entereza, fortaleza, sinceridad, nobleza, cercanía y amor que no te dejan indiferente”, explican los responsables de esta propuesta cuyo título hace referencia a Maravillas, pero también a su madre, a su hermana, a ella misma y a “todas las niñas, mujeres, madres y abuelas que fueron humilladas, violadas, secuestradas y asesinadas a manos de los fascistas”. Porque el fascismo “sigue latente y hay que combartirlo”.

Josefina Lamberto no puso ninguna pega a la hora de compartir su intimidad con los realizadores. Es más, “nos dijo que quería contarlo todo una y mil veces”. Para no olvidar. Y esta película quiere hacerle justicia también a ella, para que no solo se recuerde a quienes perdió, sino también su pelea constante. “En la película cuenta que nunca ha dejado de buscar el cuerpo de su padre; nos descubre su lucha constante por el reconocimiento de que su hermana fue fusilada y no que fue desaparecida, como dicen la Justicia”, y, pese a sus años como religiosa, no teme “hacer responsable a la Iglesia de lo que pasó”. “Nos muestra a una mujer que ha conseguido perdonar, pero sin olvidar”, indican Senosiain y Napal.

Entre otras muchas cosas, Virginia Senosiain y Juan Luis Napal han aprendido con este trabajo lo importante que es no olvidar; “que hay que dejar constancia por todos los medios posibles de lo que ocurrió”; “que pese a quien pese hay que seguir contando para que no se vuelva a repetir” y “que hay mucha gente implicada en la memoria histórica que hace una labor imprescindible”. “Queremos contar esta historia trágica, pero también mostrar a los más jóvenes lo que pasó”, aportando “nuestro granito de arena para que nada de lo que sucedió vuelva a pasar”.