a pregunta, que daba nombre al programa era clara: ¿Sabes más que un niño de primaria? Y la respuesta, demasiadas veces, también: pues no.
El verano de 2007, Ramón García, alejado ya de la vaquilla del Grand Prix -que siguió rulando en algunos canales autonómicos hasta dos años después-, se puso al frente de este concurso semanal de Antena 3 que nunca imaginábamos que iba a ser el último gran formato que presentaría en prime time en una televisión estatal, al menos hasta ahora.
Ramón García era el presentador estrella de los programas espectáculo de TVE (¿Qué apostamos?, La llamada de la suerte, Grand Prix del verano) y con su fichaje, Antena 3 daba la campanada, nunca mejor dicho, porque antes de recurrir al comodín de Pedroche, fue Ramontxu quien repartió la uvas en Nochevieja en esta cadena, tras hacerlo durante once años en TVE, donde todavía despediría algunos años más. García ya conocía de primera mano Antena 3 porque fue donde, en 1990, hizo sus pinitos en Madrid presentando, precisamente en verano, el concurso La ruleta de la fortuna, en sustitución de Mayra Gómez Kemp, cuando todavía solo era conocido a nivel de Euskadi.
Pero volvamos al programa de los chavales de primaria. El concursante, colocado en un atril, debía responder a diez preguntas de diferentes asignaturas de primero a sexto de Primaria para ganar 300.000 euros. A su lado, en otro atril, uno de los chavalitos prefabricados por el programa (como las Spice Girl, cada uno tenía un rol), que eran fijos todas las semanas. La gracia estaba, claro, en que el adulto fallara y el renacuajo, de entre diez y doce años, supiera la respuesta: A una licenciada en Periodismo le preguntaron por los países que componen la Península Ibérica y respondió España y Portugal y tras advertirle de que le faltaba "uno pequeñito" añadió las Islas Canarias, ante las risas de público y presentador.
Los chavales, aunque rivales del adulto a la hora de demostrar quién es más listo, ayudaban en realidad al concursante hasta que agotaba sus comodines y se quedaba solo para responder. A partir de ahí, el programa perdía toda la gracia y se intentaba compensar con una suma económica en juego muchísimo mayor y el riesgo de perder todo lo acumulado si no se plantaba a tiempo.
Al principio, concursaron personas supuestamente anónimas, aunque se dio el caso de que un mismo tipo jugó a la vez en Identity de La 1 y en este concurso de Antena 3, que se emitían la misma noche. Después, recurrieron a famosos, que siempre tiene más morbo cuando al perder, o plantarse, tenían que decir aquello de "No sé más que un niño de primaria".
Sin embargo, un día al programa se les esfumó toda la gracia cuando, en un descuido, se descubrió que los niños llevaban pinganillo.