n 2001, una serie llegó para cambiarlo todo. Era 24, un thriller de espionaje internacional con Kiefer Sutherland al frente que apostaba por la narración en tiempo real y que puso la semilla del binge-watching (atracón televisivo) gracias al éxito de sus cajas de DVD. Pocas veces la ficción, ahora un opción inmejorable para pasar la cuarentena, igualó aquellas dosis de adrenalina, con 24 episodios por temporada de una hora cada uno y un bombardeo incesante de sorpresas y giros de guion que dejaban al espectador pegado al asiento y comiéndose las uñas.

“Nunca nadie había hecho algo así”, dijo a Efe Joel Surnow, cocreador de la serie junto a Robert Cochran, quienes idearon que la historia discurriese durante un solo día y se pudiera seguir a través de una pantalla dividida. “Muchos pensaban que el concepto era absurdo y no se podría lograr. Nosotros también dudamos, pero encontramos la manera de que funcionara”, agregó. Cochran apuntó que lograron “ser una serie popular, obtener grandes críticas y un gran impacto cultural”. “Eso supone el cielo en televisión”, subrayó. Pero no fue un camino de rosas. El primer episodio estaba previsto que se emitiese el 20 de septiembre de 2001, justo después de los atentados del 11-S. “Nos dijeron que la serie podría ser cancelada”, comentó Surnow. “Irónicamente, teníamos una explosión de un avión en el primer episodio y nos dijeron que lo quitásemos. La serie recogía el espíritu de la época al abordar el tema del terrorismo”, añadió. La serie, que bebe de las novelas de John le Carré y de películas como Los tres días del cóndor, Chacal o En la línea de fuego, finalmente vio la luz en noviembre convenciendo a los espectadores con una historia que enganchaba por sus grandes dosis de suspense e intriga. La primera temporada, que concluyó con uno de los giros más impactantes que se recuerdan, reunió a una media de 8,6 millones de espectadores cada semana.

Esa cifra no paró de crecer, en parte gracias al advenimiento de la cultura del DVD. “Antes de aquel momento, el DVD no era parte del proceso de cómo se consumía la televisión”, indicó Surnow. “Nadie había hecho una caja de DVD al final de la primera temporada. En FOX apostaron por ese medio. Querían ser el rostro de esa apuesta. La gente debía ver esa temporada para disfrutar realmente la segunda. Y aquel lanzamiento nos ayudó a despegar. Si Netflix ayudó a Breaking Bad y a La casa de papel, el DVD nos ayudó a nosotros”, manifestó. El formato, que dijo adiós hace ahora una década (24 de mayo de 2010), obtuvo 76 nominaciones a los Emmy, incluido el premio para Sutherland como mejor actor en 2006. Aún hoy día, es el último drama de una cadena tradicional en lograr el Emmy en la categoría reina (2006). Nada mal para una serie que nació con una idea completamente diferente: una comedia sobre las 24 horas previas a una boda. “Ese concepto duró en nuestra mente menos de lo que tardamos en devorar unas tortitas del iHop”, señaló entre risas Surnow.

Tras ocho temporadas y un telefilme (24: Redemption), el formato se despidió en 2010 pero revivió como serie limitada en 2014 bajo el título de 24: Live Another Day y llegó a alumbrar una serie escindida en 2017 bajo la denominación 24: Legacy, ya sin Sutherland en el reparto. Pero esas adaptaciones nunca gozaron del fervor que provocó la serie original, en la que Sutherland encarnaba a un agente de la CIA envuelto en decenas de situaciones extremas, ya fueran conspiraciones para asesinar a candidatos a la Presidencia de EE.UU., bombas atómicas sobre Los Ángeles o el secuestro de su propia hija. De ahí que se viera obligado en numerosas ocasiones a torturar a los terroristas para lograr sus objetivos, algo que fue objeto de gran polémica, especialmente cuando en la vida real se cuestionaban los métodos de interrogatorio de la Administración de George W. Bush. “Fue controvertido, sin duda”, concedió Cochran. “No pretendíamos defender esas acciones pero yo creo, y considero que la mayoría opina igual, que hay circunstancias donde las medidas extremas están justificadas. Y la serie vivía en ese contexto extremo todo el rato”, concluyó.