madrid - El enfant terrible del cante que le puso quejío y versos explosivos a un disco de kraut rock ya mítico como Voces del extremo, Niño de Elche, retorna a sus raíces para poner patas arriba saetas, fandangos, seguiriyas y tanguillos, convencido de que “el flamenco siempre ha sido y será irreverente”. “Los ortodoxos siempre son susceptibles, no solo a lo que haga yo, sino a lo que hacen ellos mismos, porque la ortodoxia no existe, es una utopía, así que siempre hay pegas”, afirma a Efe el artista nacido como Francisco Contreras (Elche, 1985).
En Antología del cante flamenco heterodoxo (Sony Music), a la venta el 23 de febrero, hace acopio de diversos palos flamencos en riguroso “orden historiográfico”, lo único riguroso de esta colección de temas que ha concebido “como una mirada a personajes, a zonas y a disidentes”. Bajo la dirección musical de Pedro G. Romero y la producción de Raül Fernández, alias Refree, alumbra un álbum colosal en extensión (27 temas) en el que se asoma musicalmente a Tim Buckley (“por su acercamiento en los 60 a Lorca”) o al cineasta Val del Omar. “Últimamente había transitado por discos de concepción más rock y me apetecía un álbum con otras influencias y territorios que tenía aparcados”, explica el cantaor, aludiendo a piezas contemporáneas (Shostakovich, Falla) y canciones folclóricas populares. - J. Herrero