Vitoria - La trigésimo novena edición del Festival de Jazz de Gasteiz ya es historia a estas horas aunque todavía habrá que tomarse un tiempo para analizar lo sucedido ayer por la noche en Mendizorroza con Herbie Hancock y Chick Corea así como hacer balance de cómo ha transcurrido un año que, por causa de la crisis, se ha visto recortado en su duración. De todas formas, la buena respuesta del público en el pabellón ha conseguido que los ajustados números cuadren, que no es poco en estos tiempos.
Como es costumbre en el certamen, en nada se conocerán además las fechas de cara a 2016, cuando la cita gasteiztarra celebre su cuadragésima edición, sin duda una fecha importante ya que este tipo de aniversarios siempre son una oportunidad tanto para poner en valor lo hecho hasta este momento como para aprovechar el interés mediático y crecer más si se puede, algo que en estas fechas de ajustes es todavía más fundamental.
Desde el certamen se está ya trabajando en esa edición. Siempre con la repetida idea de contar con el mejor jazz del mundo, dentro de lo posible. La cartera manda, con o sin crisis. De todas formas, hay una artista que el festival tiene reservada desde hace un año, una cantante que, si nada cambia, con toda probabilidad formará parte de ese cartel de aniversario.
Cabe recordar que fue Cecile McLorin Salvant quien cerró la sección Jazz del Siglo XXI en 2014 con un concierto imprescindible que dejó al público, la crítica y la organización con la sensación clara de que la intérprete tenía que volver sí o sí a la capital alavesa cuanto antes. Por eso, en ese mismo momento ya se iniciaron las gestiones pensando en 2016, eso sí, esta vez para acudir a Mendizorroza. Siempre pueden darse circunstancias contrarias que terminen por estropear la cuestión, pero sería deseable que nada entorpeciese este primer regalo de cumpleaños, que seguro que no será el último.
Con todo, esa cuadragésima edición que ahora parece quedar tan lejos, tiene también otros retos sobre la mesa. Y el económico es el más importante puesto que es lo que condiciona todo lo demás. El ideal sería, como poco, volver a tener un festival que tuviese una jornada más e incluso que pudiera recuperar las dos que ha perdido con esta crisis. La lista de deseos, claro está, es larga. Aunque antes de pensar en extras, tal vez es más importante volver a contar con propuestas que la crisis también se ha llevado como el Seminario de Jazz, por poner un ejemplo distintivo de la cita gasteiztarra.