Girona - El director y copropietario de El Bulli durante más de tres décadas, Juli Soler, murió ayer debido a la evolución de la enfermedad neurodegenerativa que padecía desde hace años, informaron fuentes cercanas a Soler. El BulliFoundation y la familia de Soler anunciaron a finales de 2012 en un comunicado que la enfermedad le obligaba a dejar sus funciones al frente de la fundación, donde trabajaba desde que el restaurante cerró, el 30 de julio de 2011.

Soler fichó a Ferran Adrià a principios de los años 80, y junto a él lideró la revolución de El Bulli, llegando a convertirlo en el mejor restaurante del mundo. Soler, nacido en Terrassa (Barcelona) el 31 de mayo de 1949, llegó a la cala Montjoi de Roses (Girona) en 1981, cuando el restaurante tenía una estrella Michelin, y 30 años más tarde El Bulli alcanzó las tres.

Había empezado a trabajar en el sector de la hostelería junto a su padre y desde los 13 años estuvo vinculado al mundo de la restauración, aunque su pasión por el rock también le llevó después a dirigir algunas discotecas, así como varios negocios vinculados con la música.

Después empezó a dirigir El Bulli en colaboración con Adrià hasta el 2011, cuando cerraron el local y crearon El BulliFoundation, un centro de investigación de la cocina de vanguardia, de formación y promoción de la gastronomía que se instalará en la misma localización de El Bulli, en el Cap de Creus.

La enfermedad neurodegenerativa que Soler sufría le apartó durante los últimos tres años de ese proyecto innovador en el ámbito gastronómico. Uno de los últimos reconocimientos a su trayectoria lo recibió el pasado mes por parte de la Estación Náutica de Roses, formada por empresarios de la localidad que albergó a El Bulli, quienes querían homenajear su aportación al municipio.

La empresa especializada en comunicación gastronómica GSR emitió ayer una nota a raíz del fallecimiento en la que califica a Soler de referente absoluto y de gran maestro por protagonizar una revolución que cambió el paradigma de lo que significaba el lujo bien entendido en los restaurantes.

El comunicado pone en boca de la esposa y los hijos de Juli Soler una petición para mantener por siempre viva su memoria y anuncia que el funeral tendrá lugar hoy en Terrassa (Barcelona).

El chef Ferran Adriá subrayó ayer que “Juli Soler era un apasionado y un personaje histórico en la gastronomía a niveles que no os imagináis”. A su vez, afirmó: “Esta mañana cuando me he levantado he estado pensando, vengo, no vengo, me voy para Barcelona”.

“Yo tuve la suerte de que me soportó 34 años, aprendí mucho de él, fuimos una pareja de 34 años. Tenemos que trabajar en la gastronomía por él, porque este sector se merece muchas cosas por personas como él”, destacó Adriá. - E.P.