Vitoria - De pequeños, a partir de las fábulas que son relatadas o leídas de una generación a la siguiente, el mundo animal tiene una especial relación con lo fantástico, lo imaginario, lo ficticio y así cualquier especie puede tomar un rol humano, adoptando comportamientos que la realidad muestra como impropios. Partiendo de esa base, la ilustradora y diseñadora gráfica gasteiztarra Karen Warner presenta desde ayer hasta el próximo 31 de mayo en Ataria su exposición Animalario de buenas costumbres, donde el humor, el color y lo imposible deciden aliarse.
En el marco de las actividades para celebrar los 20 años del Centro de Estudios Ambientales, la muestra ilustra comportamientos en lo que lo animal y lo humano se mezclan, un camino de ida y vuelta para reflexionar, mediante la sonrisa, sobre modos de actuar que poco o nada tienen de ficción. Y eso que a lo largo del recorrido sólo en una ocasión aparece como tal el hombre, una figura un tanto siniestra vestida de cazador que mantiene un duelo visual con el cuadro que le acompaña, un pato que también tiene mirada aviesa. Eso sí, Warner deja, por ejemplo en este caso concreto, abierta la puerta a interpretaciones más allá de que su sonrisa delate sus intenciones.
“De todas formas no estamos tan lejos de la realidad. En Vitoria, por ejemplo, se ha puesto de moda llevar a algunos perros con su abrigo de diseño”, describe la artista, que aún así entiende que “no quiero buscar explicaciones intelectualmente sofisticadas para estas creaciones. Hay que liberarse de pontificaciones de una vez”, apunta.
Bajo esas premisas, Warner propone este recorrido imposible, o no tanto, desde un centro como Ataria, que se ha convertido “en la sala de exposiciones de Vitoria con la mejor estética posible”. Ahí estará su obra durante las próximas cinco semanas.