DONOSTIA - Organizado por la Filmoteca en el marco de los cursos de verano de la UPV/EHU, el congreso recibirá a 16 cineastas en activo que participarán en tres mesas redondas. La primera -miércoles 2- reunirá a los veteranos de los años 70 y 80; la segunda -jueves 3-, a los de los 90; y la última -viernes 4-, a los más jóvenes. Además, varios expertos ofrecerán una “reflexión plural” sobre el cine vasco de los últimos 40 años. También preparan en colaboración con la Sade un “mini-ciclo” de proyecciones que contarán con la presencia de varios realizadores.
Solo la presencia de Medem está sin confirmar. “El rodaje de ma ma, su película con Penélope Cruz, termina la víspera del congreso. Si finaliza a tiempo, Julio se ha comprometido a venir aunque esté terriblemente cansado”, asegura el director de la Filmoteca Vasca Joxean Fernández en los jardines de Miramar, donde se tomarán las históricas fotos de las tres generaciones de directores.
¿Qué le ha sorprendido más durante la preparación del congreso?
-La buena acogida que ha tenido en el mundo académico y entre los cineastas, que han aceptado participar de manera muy entusiasta.
Muchos, además, jamás habían coincidido en la misma mesa...
-Sí... Me lo han comentado Pedro Olea, Imanol Uribe, Montxo Armendáriz... Los cinco directores de la primera mesa redonda nunca han compartido un foro así. Y creo que escucharemos detalles sobre el cine vasco que jamás hemos escuchado ni visto publicados en ningún sitio.
¿Por ejemplo?
-Detalles que nos indican que desde su punto de vista sí ha existido cierta conciencia de generación más allá de que les hayamos reunido para este congreso. Constataremos que aunque las tres generaciones son muy plurales y cada director ha ido por su lado, ellos sí se vieron a sí mismos como parte de un algo. En ese sentido, creo que habrá novedades.
Bajo Ulloa, Calparsoro, Urbizu... ¿Cómo han acogido la propuesta los de la segunda generación?
-Bajo Ulloa me dijo que incluso aunque estuviera rodando, si tuviera pocos planos, se acercaría, que no podía faltar. Con Urbizu y Helena Taberna bastó un telefonazo... Ha habido muy buena sintonía con todos ellos.
Habrá sido más fácil atar la presencia de los más jóvenes, todos guipuzcoanos y residentes en Euskadi: Almandoz, Altuna, Cobeaga... -Costó un solo día reunirlos, aunque en esa tercera mesa redonda, la de la generación Kimuak -programa de cortos gestionado por la Filmoteca-, hemos tenido que elegir también, porque habría sido imposible una mesa con quince directores...
Hay ausencias destacadas, como la de Álex de la Iglesia, que también estará rodando... ¿Quién más falta?
-Prefiero no citar a nadie porque seguiría olvidando nombres... Faltan muchos cineastas en activo o directores que se mueven al margen de las salas comerciales y nombres del cine de animación, que ha tenido mucha fuerza en Euskadi. Tampoco están los pioneros, gente como Nestor Basterretxea y Fernando Larruquert, que hace décadas que no ruedan... Era físicamente imposible abarcarlo todo.
¿Quizá en futuros congresos?
-No sé si el próximo año tendremos presupuesto para algo así, pero esta vez lo hemos centrado en cineastas vascos en activo e importantes desde el punto de vista de la autoría. Tal vez el año que viene haya sitio para otros profesionales: actores, directores de arte, fotógrafos, músicos... El cine vasco ha sido muy generoso y el listado es impresionante también en otros gremios. Saldrían unas mesas redondas impresionantes: sería precioso.
¿El congreso dará respuesta a las sempiternas preguntas? ¿Existe el cine vasco? ¿Qué es? ¿Solo el hablado en euskera o...?
-(Risas) Ya ves que el título del congreso es suficientemente ambiguo: Cine vasco: tres generaciones de cineastas. Habrá muchas ponencias sobre el tema pero la conferencia inaugural de Santos Zunzunegui (¿Por qué y cómo seguimos todavía hablando de cine vasco?) hará un recorrido sobre las distintas definiciones. Hoy, sin embargo, estamos en un momento en el que, afortunadamente, nos preocupamos más por intentar hacer cine que por definir qué es el cine vasco. Eso me parece muy positivo. Ahora, además, hay casos, como el de muchos directores de la última mesa redonda, que hacen cine en euskera con una naturalidad que era imposible en los años 70, 80 y 90: porque es su lengua materna y porque ahora la sociedad ha cambiado. De todos modos, tampoco quisimos enfocar el congreso desde el punto de vista de la definición. Tenemos que hablar de lo que se ha hecho y se está haciendo. Volver hoy a los debates de los 70 estaría un poco desfasado...
¿No es una pena que no vayan a coincidir directores de distintas generaciones en la misma mesa?
-Espero que ese debate intergeneracional se produzca, porque a los cineastas de la primera generación les estarán escuchando los directores más jóvenes y, seguramente, intervendrán.
¿Pero escucharán los ‘maestros’ a los ‘alumnos’?
-Algunos no porque físicamente no estarán ya en la ciudad, solo podrán asistir a las primeras jornadas. De todos modos, más de un veterano se ha interesado por la nueva generación y me ha preguntado detalles técnicos sobre Kimuak... En cualquier caso, no hemos mezclado las distintas generaciones porque teníamos que optar por un criterio, pero seguro que se van a escuchar unos a otros y hablarán también fuera de micrófono, en las comidas y cenas que hagamos. Y vete a saber qué surge de ahí... He presenciado conversaciones entre, por ejemplo, Álex de la Iglesia y Borja Cobeaga, que acaban con ambos diciendo: “Estaría bien hacer esto o lo otro”. ¡Ya veremos!
¿Quién es el destinatario objetivo de este congreso?
-Habrá estudiantes de la UPV, sin duda, y también alumnos de Comunicación e Historia, tanto del arte como del cine. Pero también mucha gente de la industria del cine vasco: directores, jóvenes productores, gente que está dentro del mundillo y a quien le interesa el tema. De hecho, algunos directores me han dicho que se han matriculado y les he tenido que pedir disculpas por no haberlos incluido en alguna de las mesas. ¡Pero es que no había sitio para todos! Se apuntarán asimismo muchos cinéfilos. Alguno del cineclub Kresala ya me ha dicho que ha sido de los primeros en matricularse. Lógico: si eres cinéfilo y te gusta nuestro cine, es normal que te interese.
Y quien no pueda acudir, podrá leer la publicación que editará la Filmoteca...
-Sí, el libro recogerá las 19 ponencias y la transcripción de las tres mesas redondas junto a la presentación del congreso y un prólogo que supongo escribiré yo. Si todo va bien, antes de finales de año estará terminado y espero que se convierta en una referencia de la materia.
La Filmoteca insiste en que será una cita histórica, lo cual puede sonar grandilocuente a algunos...
-Va a ser un congreso histórico por las presencias. Tenemos un listado de directores impresionante para el país tan pequeño que somos, y juntar a algunos de los más importantes en tres días es un logro. Además, es la primera vez en la historia que coinciden tres generaciones distintas de directores en activo. Hay que recordar una cosa. Muchas veces hablamos de la censura que sufrió Ama Lur (1968), pero entre los mecanismos de control del franquismo me parece casi peor el desierto que se produjo entre 1936 y 1968. Antes de la guerra había directores, los de la generación de los años 20 y 30 (Nemesio Sobrevila, los Azcona), pero tuvieron que marcharse al exilio. Con alguna mínima excepción, hubo 30 años de silencio e imposibilidad material de hacer cine en Euskadi hasta Ama Lur, que marca un punto de inflexión importantísimo. Es entonces cuando surge una primera generación de cineastas vascos... y ahora tenemos tres, algo que jamás ha pasado en Euskadi debido al país tan peculiar y horroroso que hemos tenido en cuanto a libertades. Por esa razón, porque nunca habían convivido tres generaciones, permitámonos decir que el congreso será una cita histórica.