SE dice de ellos que son la mejor carta de presentación de una ciudad, embajadores de la idiosincrasia local, de un modo de hacer que traspasa fronteras a través de la conquista del estómago. Hablamos de los cocineros como entidad global y de su brega diaria, afanados entre pucheros y minutas, que no entienden de ornamentos artificiales. Si a todo ello añadimos unos toques de compromiso, fe compartida e implicación con el entorno encontramos la receta ideal.
Esta semana se presentaba en la capital alavesa la primera comunidad local de cocineros involucrados en impulsar una gastronomía más sostenible y responsable. Bajo el paraguas de la plataforma Hermeneus, una decena de restauradores de Vitoria-Gasteiz se han comprometido en ofrecer una gastronomía más justa con los productores a la par que sensata con el medio ambiente.
El arranque del pionero proyecto contó con la complicidad de Josean Merino, responsable de los restaurantes MarmitaCo y PerretxiCo; Alvaro Tobalina, del restaurante Andere; Sonia Fuentes, del Bar Toloño; Pablo Grimaldi, del Cube Artium; Mikel Fiestras, de La Huerta; Lander Jurado, de Jan Alai; Guillermo Pérez, del Mesón Lemar; Jon Ruiz de Viñaspre, del Alkartetxe; Carlos Antolin, de La posada del duende; Jokin Serrano, del Bilibio; y Jon Zubeldia, de Señorío de Astobiza.
El colectivo quiere asociar al mayor número posible de profesionales gastronómicos que compartan esta apuesta por la sostenibilidad, generalizando una alimentación que proporcione los sabores más naturales. Así, han previsto la puesta en marcha de gastrorutas sobre productos Made in Alava que se desarrollarán los miércoles y viernes de junio, además de la elaboración de menús con productos de Hermeneus, entre los cuales se encuentran un buen número de productores locales que apoyan la iniciativa caso de Artepan, Bacalao Giraldo o Arabako Txakolina, responsabilizados también con el consumo responsable.
Esta iniciativa que da sus primeros pasos en Álava continuará expandiéndose al resto del Estado en las próximas fechas. Entre los primeros cocineros de las nuevas comunidades de restaurantes sostenibles destacan Fernando Canales, del restaurante Etxanobe (Bilbao); Carlos González del restaurante Botín (Madrid); Antonio Arrabal, del restaurante Hotel Abba Burgos; Félix Manso, del bar-restaurante Gaztelumendi-Antxon (Irun); Darío Bueno, del restaurante Abba Mía (Huesca); Raúl Fernández, del bar Chelsy (Pamplona), Carlos Gulin, del restaurante Makatzeta (Atxondo); Sergi de Meía, chef de los establecimientos barceloneses Fastvínic y Monvínic; el restaurante El Cortijo o Lucía y Carlos Zamora Gorbeña, fundadores del grupo Deluz.
La interacción entre productores, más del centenar en la actualidad, y cocineros abre un nuevo panorama para Hermeneus, que se ha marcado como reto satisfacer a un creciente número de consumidores que demandan cada vez más opciones de una alimentación próxima, sostenible y que reduzca el impacto medioambiental. permitiendo la localización y compra directa a la vez que se reducen costes al no existir intermediarios ni comisiones. Los más de 10.000 consumidores registrados así lo atestiguan.
Herre 74
El jueves pasado arrancaba la nueva etapa de un mítico bar ubicado en la calle Herrería, de Vitoria-Gasteiz. Bautizado ahora como Herre 74, el hostelero Edu Saldias quiere convertir el local en "el garito perfecto para gente imperfecta". En un mundo imperfecto no será difícil que la llamada tenga sus efectos positivos tal y como se demostró en la inauguración, repleta de amigos e invitados que espantaron a base de cerveza la lluvia que caía en la calle. Durante casi dos décadas, el bar fue referencia en el casco viejo por exhibir el mejor rock, alternativo unas veces, tradicional otras.
Según su nuevo responsable, ha llegado el momento de darle la vuelta y conseguir mejorar tanto en servicio como en calidad musical para recogijo de los incondicionales de la zona. Para ello contará con una detallada programación de conciertos y actividades paralelas que tratarán de maquillar los defectos de los que no nos libramos ninguno. Nadie es perfecto, menos mal, cuando se trata de ir de bares.