LOS ANGELES. Pero parece que habrá que esperar bastante más para volver a viajar hasta Pandora, al menos hasta 2016. Fue el productor Jon Landau quien, durante una proyección promocional de varias escenas de la versión en 3D de Titanic, anunció el retraso de la segunda parte de Avatar.

Este tremendo retraso de tres años en el calendario previsto no se debe a problemas de financiación ni inclemencias creativas, sino al deseo del propio Cameron de profundizar y perfeccionar nuevas técnicas de filmación.

Y es que con esta secuela el cineasta está deseando volver a marcar un antes y un después en la forma de producir cine. Además de perfeccionar la técnica de captura del movimiento y los equipos de rodaje y cámaras en 3D el gran reto de Cameron se refiere al velocidad de filmación. Como ya anunció hace varios meses, el director de Titanic quiere rodar a 60 fotogramas por segundo, en lugar de los 24 con los que se filma normalmente.

Este nuevo reto dejaría empequeñecido el desafío que lanza en estos momentos desde Nueva Zelanda Peter Jackson que rueda las dos películas de El Hobbit a 48 fotogramas por segundo, el doble de la velocidad normal de filmación. "Merecerá la pena esperar", promete el productor Jon Landau para calmar la impaciencia surgida ante el anuncio. Habrá que esperar todavía al menos tres años para comprobar si está en lo cierto.