Uno de los peores despropósitos que nos dejó la primera década del 2000, además de las giras de El sueño de Morfeo, fue un cuarteto musical, nacido de la serie Los Serrano, que recorrió las verbenas de media España en 2005 al grito de A toda mecha. Por suerte, este fue el primer y único single de Santa Justa Klan, grupo musical surgido de dicha ficción y formado por la segunda generación de actores y actrices: DVD, Guille, Boliche y Teté (Adrián Rodríguez, Andrés de la Cruz, Víctor Elías y Natalia Sánchez en la vida real). En total, y este dato acojona, vendieron más de 140.000 copias, obteniendo un disco de platino y una distribución de 7.000 discos en Finlandia, confirmando así el escaso gusto que siempre han mostrado los países nórdicos. Excepto Suecia y ABBA, por supuesto.

El caso es que el rol de guaperas en Santa Justa Klan lo ejerció, tanto en la ficción como en los conciertos, Adrián Rodríguez (DVD), papel que le valió años después para incorporarse al famoso elenco de Física o Química. Como atractivo oficial, ligeros toques de macarra, y novio de Fer (Javier Calvo). Ambos, de hecho, conformaron una de las primeras parejas gays en la historia de la ficción española, interpretaciones por las que ambos recibieron multitud de premios y galardones. Y mientras la carrera de Calvo, tras conocer a Ambrossi, comenzó a despegar como la espuma, Adrían Rodríguez no supo digerir la fama y se dispersó. Tanto que fue uno de los robinsones que acudieron a Supervivientes 2018, aunque abandonó días después por no aguantar el hambre y la dureza del concurso. Y desde entonces la carrera de este chaval, que también ganó Menudas estrellas en 1999 interpretando Salomé de Chayanne, está más perdida que una vaca sin cencerro.

Estos días ha vuelto a ser noticia tras filtrarse varias imágenes de esa mecha a la que tanto hizo referencia en sus años mozos. Porque como tantos otros rostros populares, el actor ya se ha sumado al listado de celebrities venidas a menos que han decidido activar perfil en OnlyFans, a través del cual comparte fotos de carácter íntimo para con aquellos (y aquellas) que están suscritos. Con el riesgo añadido de que cualquier resabido pueda hacer pantallazos, grabaciones, captura de sonidos... Y esto, precisamente, es lo que le ha sucedido al bueno de Adrián.

Recientemente se han divulgado instantáneas, sin su consentimiento, en las que se muestra muy onfire. Tanto que a pesar del despelote habitual que muestra siempre en redes, estas últimas no las considera ni aptas para el gran público. Así que imaginen su desmadre frente a la cámara del móvil.