Una alegre sombrilla, un viento atormentado y la mandíbula de la entusiasta italiana. El argumento veraniego del 'Cumbres borrascosas' más mediterráneo pronto se tornó en tragedia la pasada semana. Cuando Antonia, confinada en urgencias durante horas, informó del impacto (cual misil) de un parasol agitado por el viento. Aún dolorida, la ex modelo debe someterse ahora a una reconstrucción total del maxilar inferior y de "otras muchas cosas". Esas que el paraguas quizá ni llegó a rozar.
Para todo mal, el mar. Para todo bien, también, entona cada inicio de verano una bronceada amiga marbellí. Y razón no le falta, pues las olas calman, relajan, desahogan e, incluso, ejercen de exfoliante para piel y alma. La vida en la costa es la vida mejor. Pero con excepciones. Porque la mismísima Antonia Dell'Atte acaba de sufrir en sus propias carnes un episodio playero de lo más inquietante.
Un susto post-confinamiento que ella misma se ha encargado de narrar al detalle en redes sociales. "Cómo puede cambiar tu vida de un día para otro... Pero una mano desde arriba que me quiere desvió la sombrilla, que vino como un misil por culpa de un tornado. Ha sido un milagro. No entro en detalles... Tengo que reconstruir toda la mandíbula inferior y muchas cosas más", ha especificado en un alarmante post de Instagram. Hecho que, a tenor de la experiencia perforadora de cientos de jubilados, no le hubiese ocurrido en Benidorm.
Pero a intensa no le gana nadie. Así que vayamos por partes. Pupa ha habido, y mucha. Antonia, que ahora cubre su rostro con visera solar, terminó en el hospital. Desde allí envió a sus seguidores una imagen con vendajes, tapando varios golpes. Incluso uno de los primeros en contestar muy preocupado ante la traumática publicación fue su hijo Clemente. "Vaya año de mierda", redactó en alusión a la reciente pérdida de su hermano, Aless Lequio. Pero de ahí a hablar de... ¿tornados? ¿milagros? ¿misiles? El Mediterráneo, que sepamos, no se asemeja de momento a la costa californiana, ni a una versión 2.0 de Twister. Pero Dell'Atte, para lo bueno y lo malo, es así: potente, vehemente, apasionada.
"Estoy viva y a eso se le llama milagro. Pasará y será un cambio radical. Yo pienso siempre en positivo", ha detallado también en Instagram. Porque su enganche digital roza cuotas adictivas. Como cuando en plena cuarentena se convirtió en viral con un eslogan repleto de erres que ya forma parte del costumbrismo popular: "Por favor, quédate en casa. Yo voy corriendo hacia ella. Estoy aquí en la Rambla y mira cómo voy: con el gel". ¡Maravillosa!