El Parlamento Vasco acoge hoy el debate de las enmiendas a la totalidad al proyecto de Presupuestos de Euskadi. Por primera vez en muchos años, son tres las alternativas a las Cuentas del Gobierno Vasco, presentadas por EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PP+C’s. Como cabría esperar las de los dos primeros grupos (izquierda) y la de los populares (derecha) son antagónicas, incompatibles. La negociación abierta en la búsqueda de apoyos al presupuesto del Ejecutivo ha sido infructuosa, resultando imposible que se sumara alguno de los grupos de la oposición. Los tiempos electorales son poco propicios para los acuerdos, eso ya lo sabemos. Es difícil pensar que los presupuestos vascos sean tan malos como para rechazarlos de plano y que los de Nafarroa o de España sean tan buenos como para aprobarlos, en el caso de EH Bildu y Podemos. Los argumentos utilizados por las dos formaciones de izquierda es que las Cuentas vascas no sirven para afrontar los graves problemas que tiene la ciudadanía vasca derivados de la complicada situación de crisis. No pasa de ser una respuesta de manual. Tanto EH Bildu como Podemos se juegan mucho en las próximas elecciones municipales y forales y hay pocas dudas de que su actitud y su no rotundo al Gobierno Vasco tiene que ver con intereses electoralistas. Si realmente pensaran que la situación en Euskadi es de la gravedad que describen y que los Presupuestos con los que se va a afrontar no dan respuesta alguna, y que el interés electoral no está por encima de la búsqueda de soluciones reales, han perdido una gran oportunidad: la de pactar entre ambos –EH Bildu y Elkarrekin Podemos– una enmienda a la totalidad única, de izquierdas, con partidas suficientes y medidas efectivas, etc., etc. para “salvar a la sociedad vasca” del apocalipsis y con la que convencer al Gobierno, al Parlamento y a la ciudadanía. Dieron el portazo a la segunda oportunidad y no han sido capaces de pactar entre ellos unos mínimos. Pronto insistirán en la idea de gobernar juntos.